Opinión

Pandereta eléctrica

El problema de este Gobierno es que no consulta a los técnicos ni escucha a los expertos. Cuando la incompetencia y la mentira contraen matrimonio, se realimentan

Pedro Sánchez, durante una de sus comparecencias posteriores al apagón
Economía.-(AMP 2) Sánchez critica a los que vinculan apagón con la falta de nucleares: "Mienten o demuestran ignorancia"Europa Press

Antiguamente, para expresar el retraso tecnológico de España con respecto a Europa, solía decirse que el nuestro era un país de pandereta. Tras la invención norteamericana de la guitarra eléctrica en el siglo XX, estamos en disposición de afirmar que la gran aportación española al siglo XXI será probablemente la pandereta eléctrica.

Se sigue manteniendo oficialmente que aún no se sabe qué provocó el apagón. Pero gracias a que existe la libertad de palabra de los expertos, se han podido escuchar sus diagnósticos y concluir –en un consenso general que se huele en el ambiente– que el panorama está bastante claro: la transición española a las energías renovables se hizo demasiado deprisa y se ha creado un sistema descompensado y frágil que, afortunadamente, aún puede corregirse.

El Gobierno dice que ese diagnóstico de los expertos es un intento de echarle la culpa a las renovables para defender a las nucleares, pero miente. Porque sabe perfectamente que nadie está culpando a las renovables –que nos caen a todos muy simpáticas–, sino que se está reconociendo la realidad técnica de que tienen unas limitaciones para reponer la tensión y eso, a diferencia del resto de los países europeos, no se tuvo presente para diseñar la actual mezcla del sistema energético.

Es el problema de este Gobierno durante toda la última década, que no consulta a los técnicos ni hace caso a los expertos. Por ese camino de mesianismo ignorante, el riesgo que se provoca es que, como ya ha pasado, se ponga en libertad antes de tiempo a agresores y violadores por no haber escuchado a los expertos jurídicos. También posibilita que las aguas se lleven por delante las vidas de más de 200 personas porque quienes debían hacerlo no han seguido las indicaciones de los ingenieros que, ya en 2010, aconsejaron canalizar el barranco del Poyo. Ahora, el país se ha quedado paralizado durante doce horas sin suministro eléctrico y, de nuevo, todo apunta a que el gigantesco colapso ha sido una vez más por no haber escuchado a los expertos.

Cuando se pide que comparezcan los responsables, estos se esconden y envían a su «número dos» para que nos comunique las malas noticias. Cuando se insiste en el tema de la responsabilidad, comparecen al final los mandamases para echar bolas fuera y hacer afirmaciones estrafalarias y delirantes. La presidenta de Red Eléctrica dice que ella no piensa dimitir porque no ha hecho nada malo, que nuestro sistema es el mejor, un prodigio, una maravilla y casi la envidia de todo el planeta.

Se permite afirmar que ella no se esconde, pero a la vez no se atreve a hacer una rueda de prensa en la que admita preguntas de todos los medios. A ver, esta mujer, ¿tiene un problema con la realidad? ¿Sufre quizá de alucinaciones? ¿Se ha enterado de que hace una semana esa maravillosa y ejemplar red que ella supuestamente dirige se vino abajo y dejó a millones de personas desconectadas y a oscuras? Tan buena no será, digo yo. A mí, la torpeza colosal me hace reír mucho y mientras escribía estas líneas anteriores casi he llorado de risa. La capacidad del ser humano para ser ridículo es infinita. Hace cuatro días, los españoles no habíamos oído hablar de Beatriz Corredor. Pero ahora ya conocemos que la lampista en jefe que dice estas cosas cobra cosa de 40.000 euros al mes y su preparación no es ingeniería industrial, sino registradora de la propiedad.

Después de un colapso como el que se ha dado, lo mínimo que se le puede pedir a un cargo importante es que no se comporte como el Hijo de Dios sobre la tierra. Esos matoncillos dialécticos son los que han destrozado el PSOE actual. Al vivir en las alturas, no se dan cuenta de que no se les puede venir con fanfarronadas de ese calibre al resto de los seres humanos que habitamos la troposfera y nos comemos un colapso tan gigantesco. Al vivir ellos en la estratosfera, como los ángeles, podríamos preguntarnos si tienen cerebro. Pero más bien, lo que parece semánticamente coherente es que la presidenta de la red eléctrica sea, por lógica, una completa iluminada.

Cuando la incompetencia y la mentira contraen matrimonio, se realimentan. La una motiva la otra. La primera es un problema de capacidades, pero la segunda es un problema moral. Avergonzados por sus errores y temerosos de que el ciudadano les retire su voto a causa de ellos, el presidente y sus ministros facturan unos embustes prodigiosos, ciclópeos, homéricos. Sánchez ahora hará lo siguiente: defenderá a Corredor con apasionamiento y luego la sacrificará implacablemente cuando haya cumplido su función de absorber las culpas e incompetencia del desaguisado, odiada por toda España.

La lampista en jefe se quedará en fusible, destinada a saltar, como saltaron sus subestaciones, cuando la descarga de ineptitud provocada por el suceso amenace con llegar a las plantas de su presidente y carbonizarlo.

Antes, la propia Corredor nos habrá obsequiado a todos los españoles con un maravilloso solo de pandereta eléctrica (y pase el último chiste electromagnético). Pero es que todos estos iluminados, enchufados y electrocutados nos lo ponen a huevo.