
Los leones ya no rugen
Patriotismo
Nuestra Constitución tiene mecanismos para corregir los posibles errores que puedan cometer los gobernantes

Los leones de las Cortes miran atentos a una ciudadana que se ha parado ante ellos, junto a la escalinata, y que lee muy bajo, casi musita, un texto seleccionado en su teléfono móvil:
“El patriotismo es el amor a la patria, un sentimiento de orgullo y lealtad hacia el país, su cultura, historia y símbolos. Este sentimiento puede manifestarse a través de la defensa de la nación, el respeto a los héroes nacionales y la participación en actividades que benefician a la comunidad”.
Y añade:
“Amor a la patria es el sentimiento básico de afecto hacia la tierra natal y todo lo que representa, incluyendo el territorio, la cultura y las personas.
Símbolos patrios: Implica un fuerte apego a los símbolos nacionales como la bandera, el himno o los monumentos históricos.
Defensa de la nación: Puede llevar a la defensa de la patria ante amenazas externas, como en situaciones de conflicto.
Sentimiento de pertenencia: Es un sentido de comunidad y conexión con las personas y el entorno, que se puede basar en el lugar de origen o en la historia compartida.
Lealtad y virtud: Se asocia con la lealtad, el cumplimiento del deber y la rectitud”.
A continuación, mira hacía el edificio, que alberga el Congreso de los Diputados, con un gesto de tristeza y resignación. Y emprende el camino hacia la Puerta del Sol con una parada, a los felinos, con su agudeza visual, (ocho veces mayor de la de los seres humanos, capaz de detectar una presa a casi tres kilómetros) en la histórica pasteleria Casa Mira, en la Carrera de San Jerónimo, para adquirir turrones con los que endulzar la próxima Navidad, que no todo van a ser sinsabores.
Los leones, que tantas sesiones parlamentarias han guardado, recuerdan algunas citas a cargo de ilustres señorías, como la del diputado socialista José María, Txiki, Benegas, cuando al hablar sobre la amnistía que se concedió en 1977, la defendió como un “camino de reconciliación” y no un arma en favor los intereses de uno frente al interés general.
Uno de los felinos le dice al otro:
-- ¿Patriotismo? ¡Que algunos tengan que echar mano de sus teléfonos y de la Inteligencia Artificial!
--Pues sí, es lo que tenemos, contesta el otro.
Y se quedan con el frío, estos días más intenso, del bronce con el fueron esculpidos, contemplando a la ciudadana que todavía asciende por la Carrera de San Jerónimo, quizás con la esperanza de que vuelva sobre sus pasos y, como hizo María Pita al dirigirse a los coruñeses para defender la plaza del ataque de Francis Drake, grite: "Quien tenga honra, que me siga”.
Nuestra Constitución, refrendada de forma masiva por los españoles, tiene mecanismos para corregir los posibles errores que puedan cometer los gobernantes. No hace falta esperar la llegada del Drake de turno para alzar la voz. Basta con ponerlos en marcha, aunque los resultados inmediatos no sean los deseados, sino como una llamada a la conciencia de los ciudadanos.
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