Crisis del PSOE

Patxi López juega a la bicefalia con Susana Díaz

Pretende instalar en el PSOE un modelo «al estilo» del PNV: designar en el congreso al líder del partido y dejar para después de la «costura» el cabeza de cartel a La Moncloa.

Hay muchas dudas en el PSOE de que López se lance a competir contra Díaz
Hay muchas dudas en el PSOE de que López se lance a competir contra Díazlarazon

Pretende instalar en el PSOE un modelo «al estilo» del PNV: designar en el congreso al líder del partido y dejar para después de la «costura» el cabeza de cartel a La Moncloa.

«Y si no es Susana Díaz, ¿quién?». Ésa es la pregunta que se hacen algunos dirigentes, a la que son incapaces de hallar una respuesta con demasiada convicción. Por más que queden nostálgicos de Pedro Sánchez, como el diputado Odón Elorza, que continúan insistiendo en revivir políticamente al ex líder, hay casi consenso en que la presidenta de la Junta de Andalucía es la única que puede emprender al frente del PSOE la nueva etapa tras el 39º Congreso Federal. Los socialistas se atreven a dar otros nombres conocidos, como Ramón Jáuregui o Elena Valenciano, aunque esas quinielas, y por diversos motivos, las encabeza Patxi López. El ex lendakari y fugaz presidente del Congreso mantiene su tirón como referente en el momento en el que el sanchismo pierde fuelle a enorme velocidad. Él no se ha postulado abiertamente, ni ha levantado la mano, pero ha enviado a su siempre cercano Rodolfo Ares a tantear con discreción distintas federaciones para comprobar el terreno que pisa. Existen muchas dudas sobre si López se lanzaría a competir contra Díaz en unas primarias, pero, de garantizarse apoyos sólidos, nadie descarta la intentona.

Sea como fuere, con sus movimientos entre bambalinas Ares ha logrado inocular en sus interlocutores la necesidad de encontrar un «mediador» entre bandos que ayude a restañar las heridas internas e impulse la construcción de un proyecto incluyente. De «convergencia», en palabras del castellano-manchego Emiliano García-Page. El objetivo, según el extremeño Guillermo Fernández Vara, es evitar «el choque de trenes» en el partido. Ambos barones, apoyos de Susana Díaz, entienden que Patxi López debe moverse entre una y otra trinchera: no ya entre «sanchistas» y «susanistas», sino entre «pro-susanistas» y «anti-susanistas». López tiene, además, como ventaja añadida, su estrecha relación con Alfredo Pérez Rubalcaba.

Quienes mejor conocen al político vasco sostienen que su estrategia es crearse un espacio propio para negociar un lugar sobresaliente bajo el sol de la nueva etapa. ¿Cómo de sobresaliente? Empieza a gustar a algunos sectores –por ahora minoritarios– la idea de López de instaurar en el PSOE un modelo de bicefalia al estilo PNV. Es decir, toda vez que la organización aún debe afrontar una compleja tarea de «costura», que el líder del partido sea distinto al candidato a La Moncloa.

Si Susana Díaz accediese a que Patxi López ocupase la Secretaría General, la candidatura a la Presidencia del Gobierno quedaría reservada para ella con media legislatura aún por delante como presidenta de la Junta de Andalucía, y la bicefalia en el partido podría llevarse por cauces razonables. Al final, repiten esas voces, es una solución a tener en cuenta.

Desde luego, el entorno de la andaluza sospecha que el ex lendakari está en esa estrategia desde el minuto siguiente al descalabro de Sánchez. Parece difícil que se dé esa situación, porque Díaz no ha llegado hasta aquí para ejercer de «muleta» de López. Su pretensión es desembarcar en Ferraz con todo el poder andaluz. Además, el PSOE ya trató de instaurar la bicefalia con Joaquín Almunia y Josep Borrell y aquel experimento arrojó unos resultados desastrosos: Borrell terminó arrojando la toalla, entre otras razones, ante la imposibilidad de compaginar su liderazgo con el de Almunia, y los socialistas cosecharon en las elecciones generales del año 2000, con el secretario general como candidato, el hasta entonces peor resultado de su historia. Entonces se evidenció el error de carecer de un liderazgo único y claro.

De ahí que sean cada vez más los que defienden que el futuro del PSOE sólo puede salir de un proceso democrático, abierto, donde el partido pueda encontrar un liderazgo que ilusione a los ciudadanos. En esta posición están también las bases y la gran mayoría de los cuadros intermedios y cabezas visibles territoriales. Ahora bien, su resolución dependerá de esos avatares que tiene la política y que no dependen solo de cómo jueguen sus cartas unos y otros. Y siempre queda espacio para la sorpresa, por supuesto. Lo cierto es que todavía hay demasiadas posibilidades abiertas.