Elecciones autonómicas

El PNV pierde un escaño y no suma mayoría sólo con PSOE

Urkullu está ahora obligado a entenderse también con el PP.

El lehendakari en funciones Iñigo Urkullu, junto al presidente del PNV Andoni Ortuzar (2i), ante el lider de Eh Bildu, Arnaldo Otegi (d)
El lehendakari en funciones Iñigo Urkullu, junto al presidente del PNV Andoni Ortuzar (2i), ante el lider de Eh Bildu, Arnaldo Otegi (d)larazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@1c32ed3a

Urkullu está ahora obligado a entenderse también con el PP.

El movimiento de un escaño del PNV a EH Bildu –tras un recurso por un recuento dudoso en una mesa electoral de Bermeo– ha originado un cambio de fondo en la situación política vasca, ya que EH Bildu y Podemos suman ahora 29 escaños, uno más que el PNV, que se queda en 28. Con los resultados definitivos, un acuerdo PNV-PSE no sería suficiente para aprobar los Presupuestos vascos. Frente al rechazo de una alianza EH Bildu - Podemos, la abstención del PP sería imprescindible para sacarlos adelante. Eso cambia la situación del PNV en el Congreso. Necesita a los dos grandes partidos, aunque el horizonte de impedir un acuerdo de los socialistas con EH Bildu y Podemos, alianza que no es imaginable en el caso del PP, va a marcar su política de pactos.

Antes del fallo de la Junta electoral respecto al recurso que afectaba a una mesa de Bermeo, el PNV tenía 29 escaños y EH Bildu y Podemos sumaban 28, lo que hacía inútil cualquier acuerdo entre la izquierda abertzale y los populistas, ya que no podían articular una mayoría absoluta con el PSE. Ahora sí es factible una alianza de perdedores en el País Vasco, lo cual no quiere decir que sea algo que vaya a ocurrir, puesto que el PNV y el PSE mantienen alianzas en diputaciones y ayuntamientos, con las que ambos partidos están satisfechos. Por el momento.

El PNV, que hasta ayer mismo se planteaba incluso gobernar en solitario, porque podía sumar mayoría absoluta con cualquiera de los partidos vascos, de uno en uno, sin que fueran factibles alianzas en contra, se encuentra ahora en manos del PSE y del PP. Los resultados con los que contaba el partido de Iñigo Urkullu le colocaban en una posición de dominio, porque si no alcanzaba un acuerdo con el PSE, siempre estaba abierta la posibilidad de entenderse con el PP, en el caso de querer mantener la estrategia no frentista con la que se presentó en la campaña electoral, o con EH Bildu, si cambiaba la coyuntura y decidía priorizar la aprobación en el Parlamento vasco de la consulta que figura en su programa electoral.

En la actual coyuntura, el PP tendría algo importante para el PNV en unas negociaciones en Madrid. También el PSOE, si es que resuelve su crisis interna, podría intentar presionar al partido de Urkullu para que apoyara un gobierno socialista. Tiene en sus manos sacar a Iñigo Urkullu de Ajuria Enea. Y el PNV no tiene ningún problema en unir sus votos a Podemos en el Congreso. Prefiere ese socio a Ciudadanos. Lo ha dicho de forma transparente y pública. El problema para el PSOE es que su crisis interna ha estallado antes de este movimiento de escaños que se ha producido por un hecho tan teóricamente irrelevante como un recurso por un recuento dudoso en una mesa electoral. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, dijo tras la reunión de su ejecutiva que analizó los resultados de las elecciones vascas que el PSOE tenía que aclararse antes de ofrecer a su partido participar en maniobras políticas en Madrid. Ni siquiera imaginaba lo que ha ocurrido después en el PSOE.

En el País Vasco, EH Bildu celebra el haber arrebatado un escaño al PNV en Vizcaya como si hubiera ganado las elecciones vascas, aunque en realidad el PNV sigue manteniendo una distancia de diez escaños respecto a la izquierda abertzale. En Vizcaya, ha pasado de cuatro escaños a cinco, mientras que el PNV ha perdido el número 12. Fue un interventor de EH Bildu quien presentó un recurso por un error en la suma de votos en una mesa electoral de Bermeo. El recurso fue admitido a trámite y la Junta electoral resolvió con el resultado del cambio de escaño. El recuento de los votos en el extranjero, sin embargo, no ha cambiado nada el resultado.