Cerco judicial al PSOE
El PSOE conocía el rol de «fontanero» de Antonio Hernando
Estupefacción en el partido. Los socialistas asisten al goteo de sus cloacas. Algunos sitúan en ellas al ministro López y a su «número dos»
En el PSOE es más que conocida la labor de «fontanería» que desarrollaron en su día el hoy ministro de Transformación Digital, Óscar López, y su «número dos», el secretario de Estado, Antonio Hernando, antes de que el líder del partido, Pedro Sánchez, llegara a la Presidencia del Gobierno, en junio de 2018.
Según el relato de varias fuentes socialistas que en su día ostentaron cargos de responsabilidad, López y Hernando se encargaron de abordar asuntos que podían dañar la reputación del partido, así como la de quienes, por aquel entonces, en pleno proceso de primarias, aspiraban a hacerse con las riendas de la sede de Ferraz. «Funcionan así. Ellos se encargaban de estos temas. Entonces, no es ninguna sorpresa, pero sí es muy fuerte», concede una de ellas. «Antonio ha estado siempre en la sala de máquinas del partido. Siempre, en varias etapas, ha estado al tanto de todo lo que era de interés nuclear para el partido o para quienes guardaba lealtad», explica otra. El PSOE asiste, con creciente estupefacción, al goteo de sus propias cloacas.
Otra de ellas lamenta que empiece a probarse que López y Hernando husmearon en la vida del presidente. Lo cierto es que quien ha situado a ambos miembros del Gobierno en el disparadero es la exmilitante socialista Leire Díez, supuesta colaboradora de Santos Cerdán, quien habría maniobrado para conseguir información comprometedora de jueces y miembros de las fuerzas de seguridad al frente de las investigaciones al PSOE y a sus exdirigentes. Según el relato de Leire Díez, tanto López como Hernando se interesaron por la información que podía manejar el excomisario de policía José Manuel Villarejo sobre las saunas que regentaba el suegro de Pedro Sánchez, Sabiniano Gómez.
Precisamente, Hernando estuvo presente en uno de los encuentros de Leire Díez y el empresario Javier Pérez Dolset con Santos Cerdán, que salió ayer en libertad, en Ferraz poco después de que Begoña Gómez, mujer de Pedro Sánchez, fuera imputada. Díez y Dolset entregaron al ex secretario de organización socialista datos sobre los negocios del suegro del presidente del Gobierno. Hernando, entonces, era el director adjunto de Óscar López en Moncloa, que en ese momento era el jefe de gabinete de Sánchez.
Fuentes oficiales del Ejecutivo confirman la cita de Hernando, que no ha querido responder a las cuestiones de este diario: «Acudió por ser la persona que controlaba el caso Villarejo. Él era el portavoz de Interior cuando saltó el caso y fue quien solicitó la comisión de investigación. No interviene en la reunión, que es muy breve (al menos en lo que respecta a su participación). No da relevancia a lo que allí escucha. Y hasta ahí. Nunca jamás volvió a contactar ni con Leire Díez ni con Pérez Dolset». Pero la verdad es que nadie en el Gobierno, ningún ministro, se quiere meter en camisa de once varas. Nadie sabe por qué Hernando estuvo allí. El propio presidente tampoco lo sabía. En el PSOE, en cualquier caso, se atreven a dar una explicación: «Es humano, si llega alguien diciendo que tiene cosas sobre ti, que te acerques o mandes a alguien para que indague en eso que supuestamente te puede afectar», cuenta una dirigente del partido.
Antes que Hernando, habría sido el propio Óscar López quien, en plena guerra interna del PSOE –en septiembre de 2016–, pidió esa información al propio Villarejo en una comida en un restaurante próximo al Senado. Sánchez, López y Hernando se conocen desde hace tres décadas: los tres comenzaron juntos como asistentes en política europea en los años noventa. Se hicieron íntimos; forjaron el trío que durante años se bautizó como el de los «chicos de Pepe Blanco».
Pero los tres se terminaron distanciando cuando el aparato del PSOE se revolvió para descabezar a Sánchez en el convulso comité federal del 1 de octubre de 2016. Hernando y López cambiaron su lealtad cuando Sánchez intentó hacerse de nuevo con las riendas del partido en las primarias que le enfrentaron a Patxi López y a Susana Díaz. Óscar López se fue al equipo de Patxi López y Antonio Hernando, que defendió la abstención del PSOE en la investidura de Rajoy que Sánchez convirtió en el famoso «no es no», presentó su dimisión.
Aunque el presidente les readmitió poco después, y les incluyó en su núcleo más estrecho. Tras la salida de Cerdán de Ferraz, la organización del partido está dirigida por Rebeca Torró. Y su mano derecha es Anabel Mateos, pareja de Antonio Hernando. Es más, en el partido hay quien le atribuye un control importante desde la sombra del grupo parlamentario, donde hay una estructura de liderazgo coral respecto a la época de Cerdán. El navarro, que ayer al salir de prisión defendió su inocencia –dijo que espera que la verdad se acabe imponiendo–, es toda una incógnita para los socialistas.
Sus compañeros no creen que se atreva a reventar al presidente o al resto del Gobierno. Pero sí hay quien frena esa tranquilidad: «Al final, ha sido él quien ha estado en la cárcel. Y eso vuelve cucú a cualquiera. Veremos qué pasa». El PSOE intentó ayer desvincularse del fango, pero la actualidad le dio un bofetón.