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«El mejor regalo de Navidad de mis cuatro misiones»

El contingente de la Legión española destacado en el desierto de Irak recibe el agradecimiento del presidente del Gobierno

Un militar español desplegado en Irak
Un militar español desplegado en Iraklarazon

El contingente de la Legión española destacado en el desierto de Irak recibe el agradecimiento del presidente del Gobierno

Es dificil explicar el impacto que supone en la moral de una unidad militar que sirve a miles de kilómetros de España recibir la felicitación y el aradecimiento del presidente del Gobierno. Uno de los 19 contingentes que tuvieron ayer el aliento de Rajoy fue el BPC-7 de Besmayah (Irak) que estuvo representado por 22 efectivos y el General de Brigada Don Luis Cepeda, todos los componentes del contingente: tropa, suboficiales y oficiales. Una Dama Legionaria salía entusiasmada de la conexión diciendo «Ha sido el mejor regalo de navidad que he recibido de las cuatro misiones que llevo...» Y es que para todos asistentes ha sido la recompensa perfecta por el deber cumplido.

Un deber llevado a cabo en situaciones marcadas por el sacrificio constante y, en ocasiones, el peligro de la propia vida, ya que, como hace siglos los legionarios, los de la «vieja Roma eran los que en estas fechas mordían el polvo y sudaban sus correajes por las tierras de la antigua Mesopotamia, hoy 25 de diciembre de 2017 son los Legionarios de la VIIª Bandera «Valenzuela» del Tercio Don Juan de Austria, 3º de la Legión, los que cada día a las 05:30 am se aprietan las botas, se enfundan en sus chalecos anti-fragmento y ajustan su casco para salir a cumplir con su misión.

Conscientes de la importancia de su presencia en Irak, cada mañana sudan las camisetas técnicas entrenando a las tropas de diferentes unidades iraquís. Todo por ahogar la barbarie de un puñado de desalmados que ha hecho de su lucha fanática por crear un Califato y convertir a propios e infieles (Occidente) a su concepto de religión cada día más alejado del verdadero Islam... hospitalario, generoso, culto y romntico que muchos hemos conocido a lo largo de nuestras vidas.

La vida el la Base Gran Capitán no se diferencia mucho a la que se desarrolla en otras Zonas de Operaciones en las que participa España bajo el Mandato de Naciones Unidas. Ya sea en tierra, por mar o en el aire, nuestros militares no gozan de fines de tardes libres, fines de semana, festivos, puentes o vacaciones de Navidad. Se trabaja los 365 días del año, todos los días son lunes, todos los días se está al 100%, por uno mismo, por el compañero y por la misión.

Pronto el que les escribe se acostumbrará a levantarse a las 5:30 am, desayunar en 15 minutos, a coger mis pertrechos, enfundarme en mi chaleco y ponerme el casco para subir en un vehículo RG-31 o en un Lince (LMV) para acompañar cada mañana a este puñado de hombres y mujeres valientes, que contribuyen con su trabajo entrenando al Ejercito Iraquí a la lucha y derrota contra el DAESH, ISIS o como prefieran ustedes llamar a los terroristas yihadistas que hace décadas rompieron la tranquilidad y el sueño placido de Occidente.

Los equipos BTT (Battalion Training Team) de entrenamiento españoles de la Legión Española y de la Guardia Civil (G.A.R.) tocan todos los palos: combate en poblaciones, donas urbanizadas y desierto, desactivación de explosivos, «Check points» para el control de carreteras y movimientos contra la insurgencia, tiro con todo tipo de armamento: individual y colectivo, tiro de mortero y armas pesadas, tiradores selectos, atención médica y soporte vital avanzado, etc... Y todo ello regado con clases tericas sobre tácticas militar con el fin de combatir tanto contra a un ejercito regular como contra la «guerra asimétrica» que practica desde hace décadas AlQaeda o el DAESH.

A las 08.00 los instructores comienzan la formación de las Tropas Iraquís con una hora de calentamiento, gimnasia, ejercicios de habilidad y carreras, para seguir con la instrucción táctica de todas materias tácticas antes mencionadas. Algunos soldados iraquís carecen de experiencia en militar porque son muy jóvenes, pero la mayoría de los que entrenan los Legionarios al mando del Tcol. Javier Mackinlay cuentan con experiencia en combate pero a pesar de ello llegan mal instruidos y sin una buena capacidad operativa para combatir dentro de sus unidades. Es aquí donde los instructores españoles juegan un papel decisivo haciendo que aprendan a funcionar como una unidad bien cohesionada y sobre todo recuperen la «voluntad de vencer».

Esta ajetreada labor diaria de instrucción bajo un ardiente sol en verano o soportando un polvoriento viento frio y constante en invierno se ve facilitada por el trabajo de un puñado de hombres, militares también y en su mayoría Legionarios de religión musulmana, que traducen del español al árabe todas las instrucciones y explicaciones que los soldados del Ejercito Iraquí reciben durante su adiestramiento.

Es importante destacar la labor que hace la UPROT (Unidad de Protección) que durante los desplazamientos a las diferentes zonas de entrenamiento, siempre dentro del campo de maniobras de la Base Iraquí de Besmayah, y durante la instrucción táctica teórica y practica, velan por la seguridad de cada grupo de instructores y al tiempo sus propios compañeros de la VIIª Bandera «Valenzuela». Unos con su vista barriendo en el horizonte, otros pendientes de los soldados que están siendo instruidos, evitan cualquier sorpresa desagradable en forma de ataque de la insurgencia o del ya conocido «Green on blue», que no es otra cosa que el ataque de in insurgente infiltrado como amigo dentro del Ejercito Iraquí y que puede en un acto suicida atacar a los soldados españoles de la coalición internacional.

A las 12 se acaba la actividad de formación y los diferentes BTTs y sus instructores regresan a la base para reponer fuerzas con el almuerzo. El General de Brigada Luis Cepeda es uno más en la línea esperando turno o sentado en las mesas cuarteleras. Tras el almuerzo solo queda tiempo para darse una ducha, revisar el armamento y material, preparar la jornada del día siguiente. El deporte se practica, se corre, se entrena en el gimnasio o se juega un partido de «boley» alcaer la tarde. Así que poco tiempo queda para hacer deporte o tomar un café en el Mesón del Legionario, donde si hay ganas se puede echar un billar o un futbolín antes de la cena. Nadie habla de cansancio ni de sueño... as son los Legionarios.