Negociación
Sánchez acelera el pacto con Díaz como presión a los socios
En Moncloa confían en que la alianza sirva para forzar en el flanco de Puigdemont. Ni el PNV ni Podemos colaborarán en el programa ideológico de Sumar, cuya líder también levanta recelos en el PSOE
Los tiempos de la puesta en escena del renacimiento de la coalición entre PSOE y Sumar los ha marcado Pedro Sánchez. En Moncloa urgía monitorizar con luz y taquígrafos algún acuerdo porque los días iban pasando y los nervios y la incertidumbre en el PSOE iban en aumento ante la falta de buenas noticias. Ha sido la parte socialista la que ha apretado para acelerar la fotografía que ayer se hicieron el presidente del Gobierno en funciones y Yolanda Díaz, líder de Sumar, y que cuenta con seguir siendo vicepresidenta en el nuevo Ejecutivo si al final sale adelante la investidura del secretario general del PSOE.
Ahora bien, ayer hubo más de teatro que de compromiso real con un programa de gobierno, atendiendo a la precariedad de la realidad parlamentaria en la que se mueve la coalición. El PSOE ha metido prisa, aunque también ha hecho concesiones a Sumar para esta fotografía previa a la investidura, al tiempo que bajo cuerda ya han advertido a Díaz de que esta nueva etapa va de «otra cosa distinta» a la legislatura pasada: están en una situación más débil y las alas se las cortarán a derecha y a izquierda: PNV, por un lado, pero también Podemos, por citar los dos casos más evidentes.
Díaz está generando mal ambiente durante la negociación. Dentro del PSOE le reprochan sus ansias de protagonismo y que no entienda que toca plegar ínfulas ideológicas y ponerse en modo pragmático: al Congreso no se llevarán medidas que se sepa que no van a salir adelante y de esas ya tienen señaladas más de una dentro del documento que ayer oficializaron las dos partes. Menos actividad legislativa, si se sigue gobernando, y sin arriesgar, porque el PNV ya les ha hecho llegar que con ellos no cuenten para «los mismos líos» de la pasada legislatura ni para medidas económicas que vayan contra su modelo económico y productivo.
El circo en el que se tiene que subir Pedro Sánchez para seguir siendo presidente del Gobierno tiene tantas pistas que la firma del acuerdo entre el PSOE y Sumar, que en la pasada legislatura, con Podemos como interlocutor, tuvo un valor definitivo, ahora es visto como un trámite, como una anécdota dentro del conjunto de las negociaciones abiertas. Aunque en Moncloa creen que la presentación de la coalición sirve para presionar en el flanco de Puigdemont, igual que las filtraciones que instalan en el relato mediático la idea de que la investidura avanza y se celebrará en la segunda semana de noviembre.
El hermetismo en el entorno de Puigdemont es total, mientras que si se escucha a los nacionalistas vascos no se observan las mismas señales de confianza que venden desde La Moncloa. Por cierto, que Yolanda Díaz no ha podido contenerse y ha llamado al PNV para hacer ver, de manera ostentosa, su malestar porque el portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, la haya señalado como «el perejil de todas las salsas».
En cualquier caso, su principal problema no es el PNV y que por más que lo intente no consiga hacer efectiva una aproximación a los nacionalistas vascos, sino los cinco de Podemos. En Sumar están actuando con una prepotencia absoluta, ninguneando el significado de estos cinco escaños que todavía se mueven en la órbita de Pablo Iglesias. Es posible que tengan razón en que no pueden permitirse el lujo de votar en contra de la investidura de Sánchez, porque les va el escaño, igual que a Yolanda Díaz, pero el día después de que Sánchez sea votado en el Congreso, si finalmente logra los apoyos necesarios, los cinco de Podemos se pondrán a la contra, sin disimulos, hasta el punto de que ya se escucha hablar de la ruptura de la unidad de voto y del grupo mixto.
Los portavoces de Sumar niegan las advertencias y señales que lanzan desde Podemos con la afirmación de que «no les queda más capital político que calentar un escaño y seguir viviendo de un sueldo público», a pesar de que haya socialistas que les estén alertando de que necesitan los apoyos de todos para cada iniciativa legislativa en un Congreso con mayoría conservadora, y esto incluye a los cinco de Podemos.
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