Patrimonio militar
Urge una decisión para convertir el complejo artillero de Paloma Alta en centro medioambiental
Tres gigantescos cañones Vickers están expuestos al expolio, deterioro y vandalismo
Conservar nuestro patrimonio militar, que forma parte de la historia, es fundamental y, prueba de ello, es que las poblaciones que han realizado iniciativas en este sentido han contado con el apoyo general. No es el caso, de momento, del complejo artillero de Paloma Alta, en Tarifa, Cádiz, formado por tres gigantes cañones que protegieron la costa de posibles ataques y que fueron adquiridos en 1927, en tiempos de Primo de Rivera
Se trata de tres Vickers, modelo 1926, de 381 mm, o 15 pulgadas en inglés, especialmente adaptados para los asentamientos españoles, capaces de batir blancos a 35 km de distancia, con un proyectil de 885 kg de peso, que podía atravesar las corazas de los más potentes buques acorazados, En el interior de sus 17 metros de tubo cabía una persona. Eran casi gemelos de los que portaban los famosos HMS Hood, HMS Vanguard o HMS Warspite, entre otros muchos navíos de la flota británica, con la
diferencia que, los españoles, al ser tres calibres más largos podían llegar más lejos que los embarcados. Sus sistemas de control del tiro y del movimiento eran de la última tecnología conocida. Su dirección de tiro y sus telémetros tenían una precisión elevadísima y supusieron un importantísimo avance en los sistemas artilleros de la época en España.
La adquisición de este tipo de armamento data de los años 20, hace ahora un siglo, cuando, como consecuencia del desastre del 98 y de los avances en el desarrollo de los buques acorazados y cruceros de los países occidentales. Nuestras principales bases navales de Ferrol, Cartagena y Menorca, e incluso Cádiz, quedaban a merced del primero que quisiera atacarlas desde la mar.
Se compraron un total de 18 unidades que se instalaron en distintas costas, aunque la gaditana no estaba entre ellas hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en que se decidió su fortalecimiento, con un total de 62 bocas de fuego traídas de toda España. Este despliegue sería completado con una red de fortificaciones de todo tipo que convierten al Campo de Gibraltar en una de las zonas con mayor cantidad de patrimonio histórico militar por metro cuadrado del mundo.
La zona de Paloma Alta, en Tarifa, quedó artillada con tres piezas, lo que la convirtió en la única batería del mundo de este calibre que contó con tres cañones.
Con el paso del tiempo, y la introducción de modernos sistemas de defensa, estos gigantes de las costas quedaron en desuso y dado su tamaño y su singularidad, han sido objeto de deseo de las localidades donde se ubicaban, para transformarlos en museos. Los de Paloma permanecieron operativos hasta 2008. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en otras zonas de España, donde se han realizado inversiones para convertirlos en museos, nada se ha hecho hasta el momento, aunque existen proyectos que se han quedado en eso. Actualmente, los cañones y las instalaciones anexas están expuestas al vandalismo y al expolio.
Existe, desde 2019, un proyecto para restaurar los tres imponentes cañones Vickers de 1926 y el búnker del centro de operaciones que, junto con la rehabilitación de los diez edificios del acuartelamiento abandonado, albergarían sendas salas de exposición y centro de interpretación de la Naturaleza y de la Historia. Sería un Complejo Medioambiental Ecoturístico de referencia, en el que se podría disfrutar de las excelencias de la flora y fauna del Parque Natural del Estrecho, del conocimiento de las civilizaciones que han poblado la zona y de la presencia militar en el Campo de Gibraltar. El proyecto ha sido presentado en distintos foros, donde ha sido muy bien acogido, aunque falta la decisión final.
La Asociación Conde de Gazola presentó en 2019 a la Junta de Andalucía el plan director para acometer la rehabilitación del enclave de Paloma Alta, como Complejo Medioambiental; llegó a tener una aprobación inicial en 2021, con financiación vía FEADER. Sin embargo, hasta el momento no se ha llegado a materialización alguna. “Es una desafortunada realidad que cuanto más tiempo pasa mayor es el deterioro de las instalaciones, debido a las inclemencias del tiempo y al vandalismo al que está sometida, por lo que urge la resolución de la Junta de Andalucía”, subrayan desde la citada asociación. Es la última instalación de este tipo que queda por rehabilitar en España y por su carácter único y la singularidad del paraje en el que se encuentra, “merece continuar como guardián perpetuo, esta vez del inigualable entorno natural que le rodea y de la tradición artillera presente en el Estrecho de Gibraltar desde tiempo inmemorial”.
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