
Salud
Beneficios de que los niños caminen descalzos, según expertos en salud y desarrollo infantil
Cada vez más expertos recomiendan permitir que los niños pasen tiempo sin calzado, por los múltiples beneficios físicos, sensoriales y emocionales

Caminar descalzo no solo es una experiencia natural para los niños, sino también una práctica respaldada por especialistas en salud infantil y neurodesarrollo. Cada vez más expertos recomiendan permitir que los niños pasen tiempo sin calzado, especialmente durante sus primeros años de vida, por los múltiples beneficios físicos, sensoriales y emocionales que esto conlleva.
El contacto directo de los pies con distintas superficies estimula las terminaciones nerviosas y promueve una mayor actividad cerebral. Esta estimulación favorece el desarrollo de habilidades motoras, mejora la coordinación y contribuye a una mejor percepción espacial. Caminar descalzo también potencia la conexión del niño con su entorno, ayudando al desarrollo cognitivo.
El uso excesivo de calzado rígido puede interferir en la formación natural del arco plantar. Por el contrario, caminar descalzo permite que los músculos del pie trabajen con mayor libertad, lo que favorece un crecimiento más equilibrado y saludable. Esta práctica puede reducir la probabilidad de desarrollar afecciones como el pie plano o problemas posturales.
Al no contar con el soporte artificial del calzado, el cuerpo del niño se ve obligado a ajustar constantemente su postura. Esto mejora el equilibrio, refuerza la propiocepción (la capacidad de sentir la posición del cuerpo) y favorece una mayor estabilidad al caminar o correr.
Impacto positivo en el bienestar emocional
El contacto con superficies naturales como la hierba, la arena o el suelo de casa puede generar una sensación de libertad y bienestar. Esta conexión con el entorno contribuye a reducir el estrés y potencia la autoestima y la seguridad del niño durante sus exploraciones.
Recomendaciones para padres
Especialistas en pediatría y fisioterapia infantil aconsejan permitir que los niños caminen descalzos siempre que las condiciones del entorno lo permitan. Lo ideal es hacerlo en espacios seguros y limpios, como el hogar, parques con césped o playas. Cuando el uso de calzado sea necesario, se recomienda optar por modelos flexibles y respetuosos con el movimiento natural del pie.
Permitir que los niños estén descalzos no solo es seguro en la mayoría de los contextos, sino también una estrategia eficaz para apoyar su desarrollo físico y emocional de forma integral.
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