Embarazo

La alteración de dos genes, en la causa de la depresión postparto

La alteración de dos genes, en la causa de la depresión postparto
La alteración de dos genes, en la causa de la depresión postpartolarazon

La depresión posparto, es una de las complicaciones asociadas a la maternidad más conocidas, aunque no es la única. Si tenemos en cuenta que la frecuencia calculada es de un 25% de las madres, o sea 1 de cada 4, la incidencia es bastante alta y por lo tanto debemos ser muy cuidadosos para poder hacer un buen diagnóstico y llevar a cabo las medidas adecuadas para ayudar a estas madres.

Se define principalmente como un trastorno del estado de ánimo caracterizado por una sensación de tristeza muy profunda, ansiedad, cansancio extremo que conlleva sensación de no poder hacer nada (salir, levantarse, comer...), y puede llegar incluso a afectar a la capacidad para cuidar la madre de sí misma, o incluso del bebé. En cuánto a las causas, no existe una sola causa, y de hecho siempre se ha atribuido en exclusiva al cambio hormonal que se produce nada más dar a luz, que es desde luego real y evidente. La mujer embarazada tiene un descenso brusco de los niveles de estrógenos y progesterona, pero además se suman otra serie de factores que son importantes y debemos tener en cuenta.

Cambios hormonales

Diana Sánchez, psicóloga experta en atender a madres en depresiones postparto cuenta que “cuando empecé a ver en consulta mujeres que habían tenido buenos embarazos, partos, post partos etc...y aún así había indicios de depresión post parto empecé a indagar y fue cuando encontré que existen ciertas investigaciones que están concluyendo que, además de los cambios hormonales (que ocurren en todas las mamás), lo que puede ser definitivo es la sensibilidad de cada mujer a dichos cambios hormonales, de ahí que unas mujeres lo padezcan y otras no.

La investigación realizada en el Instituto John Hospkins concluyó que la alteración de 2 genes, detectable con un simple análisis de sangre durante el embarazo, predijo la enfermedad con una certeza del 85 por ciento en un pequeño estudio.

Las modificaciones epigenéticas, que alteran la manera en que los genes funcionan sin cambiar la secuencia de DNA subyacente, pueden aparentemente ser detectadas en la sangre de las mujeres embarazadas durante cualquier trimestre, brindando potencialmente una forma sencilla de predecir la depresión en las semanas posteriores al parto, y una oportunidad de intervenir antes de que los síntomas se vuelvan debilitantes.

Los hallazgos de este pequeño estudio, que involucró a 52 mujeres embarazadas, se describen online en la revista Molecular Psychiatry:

"La depresión post-parto puede ser dañina tanto para la madre como para el hijo”, afirma el director del estudio, el doctor Zachary Kaminsky, y un profesor asociado de psiquiatría y ciencias del comportamiento de la Escuela Universitaria de Medicina Johns Hopkins. "Pero no tenemos un método fiable de analizar la condición antes de que cause daño, y pruebas como ésta podrían ser la forma óptima".

Y es que la depresión postparto es algo muy serio a ser tomado en cuenta por los profesionales de la salud que rodean a las madres. Tal y como explica la psicóloga, “se manifiesta con una sintomatología diversa, con una tristeza profunda, episodios de llanto, dormir mucho, o no dormir nada, no tener nada de apetito, o al contrario, sentir mucho enfado, enojo, sentirse incapaz de cuidar de sí misma y/o del bebé, dificultad para vincular con el bebé, y en casos graves pensamientos recurrentes sobre hacerse daño a sí misma, o al bebé”.

Es súper importante por estos motivos, que sea diagnosticada la mujer lo antes posible, por un profesional de salud mental, para ello a veces podrá ser la misma familia la que perciba que algo no marcha bien, o sino los profesionales que están con ella en el puerperio (matrona, médico de familia, pediatra...) Se trata por lo tanto de un momento delicado en el que todos los agentes que la rodean deben estar concienciados de la posibilidad de que la madre, lo que tenga no es una tristeza transitoria, o que sea el cansancio propio de la crianza, el parto, etc... sino que estemos ante un problema mental”.

Existen además, una serie de condicionantes que debemos tener en cuenta porque pueden aumentar las probabilidades de tener depresión posparto: mujeres con depresión previa (en el embarazo, o previa), mujeres que están solas y no tienen apoyo familiar ni social, mujeres que han tenido un embarazo y/o parto complicado, partos prematuros, bebés con necesidades especiales, problema de abuso de alcohol o drogas, trastornos bipolares o trastornos de la conducta alimentaria. Esto lo que indica también es que si conocemos los antecedentes de la mujer, podemos intervenir e incluso en ocasiones prevenir la depresión posparto, la intervención y detección temprana son fundamentales en estos casos.

Es importante también destacar, que hay aspectos del mismo embarazo y el parto, que pueden ayudar en la prevención de la depresión posparto. Por ejemplo, recuerda Sánchez, existen evidencias científicas (Bigelow A. Power, M. 2012) de que el contacto de la madre con el bebé piel con piel (dejar al bebé con la madre desde el mismo nacimiento, no llevarle a otra sala sino promover la cercanía física) reduce los síntomas depresivos y mejora el estrés fisiológico del parto en el bebé. Por lo tanto, sería de suma importancia que se favoreciese el contacto piel con piel en todos los partos, incluidas las cesáreas puesto que se van a aportar múltiples beneficios tanto a la madre como al bebé.

Otro factor de protección, es lalactancia materna. Aunque existe la creencia de que la lactancia es agotadora y que exige mucho a la madre, lo cierto es que si la madre lactancte recibe apoyo por parte de los profesionales y familiares durante los primeros momentos que suelen ser los más difíciles, la lactancia es “per se” un factor de protección, porque ayuda a la regulación hormonal de la madre y del bebé; durante la lactancia se genera además oxitocina que ayuda al establecimiento del vínculo afectivo, el bebé se calma y se siente protegido, lo que ayuda a la regulación de su sistema nervioso.

Menciono esto porque es importante que sepamos- explica la experta- que en muchas ocasiones los bebés nacen con un nivel de activación nervioso alto (quizá por un parto complicado e intervenido), y los bebés estresados lloran más, y duermen de forma alterada. Esto hace que la madre esté mucho más cansada, porque tampoco puede ella descansar, y se frustre y además tenga pensamientos negativos hacia el bebé y hacia ella misma (“no valgo”, “no soy buena madre”, “este bebé no me deja descansar”...) Entrando también ella en un bucle de activación nerviosa. En cambio, si la madre está tranquila, se puede calmar ella misma será la que regule el sistema nervioso de su bebé, lo que facilitará el descanso de ambos. En caso que no se pueda dar el pecho, siempre se puede dar el biberón de forma fisiológica, y fomentar así el vínculo madre-bebé. La madre en estos primeros momentos necesita mucha ayuda familiar, no tener ninguna otra preocupación que su descanso y el del bebé, esto también será un factor importante a la hora de prevenir la depresión posparto.

Sentirse valorada como madre, también debería ser un aspecto clave, y esto ya es un cambio social y de mentalidad. La maternidad está muy denostada hoy en día, la mujer siente que si es madre “no estoy haciendo nada”, cuando la realidad es que posiblemente esté haciendo la tarea más difícil y a la vez trascendente de toda su vida, por lo que creo que sería imprescindible poner en valor de nuevo a las mujeres que deciden ser madres, y que sientan el valor de lo que hacen. Las mujeres estamos en ocasiones tan “pendientes de hacer”, que muchas mujeres refieren que sienten que “no valgo”, “estoy perdiendo oportunidades”, durante su maternidad, explica la psicóloga.

Este apoyo social incluiría políticas de conciliación reales y efectivas, bajas maternales adecuadas a las necesidades de cada madre, y respeto por el período que es la maternidad. También sería sumamente importante poner en valor la figura del padre, como actor colaborador y activo en este período, tanto en caso de depresión posparto, como en mujeres sin dicho trastorno.