Caso Bretón

“La violencia contra la mujer es siempre violencia contra los hijos, el problema de base es separar esto en la ley”

Blanca Vázquez Mezquita es psicóloga forense y profesora de peritaje psicológico en la Universidad de Comillas

“La violencia contra la mujer es siempre violencia contra los hijos, el problema de base es separar esto en la ley”
“La violencia contra la mujer es siempre violencia contra los hijos, el problema de base es separar esto en la ley”larazon

Para la experta forense la ley actual contra la violencia machista, al haber tenido mucho peso ideológico en el sentido de “género”, ha olvidado por el camino a los menores. Por otro lado todo este peso “ideológico”, al final se vuelve contra las propias mujeres denunciantes.

Cada vez que salta la noticia sobre un progenitor que no devuelve a sus hijos, España entera recuerda el caso Bretón y contiene el aliento. El último caso, el del padre que no entregó a sus hijos en un punto de encuentro en Granada se ha resuelto de manera positiva para los niños que han sido devueltos a su madre mientras su padre era detenido (tiene una condena firme de 34 meses por violencia de género contra su mujer pendiente de ejecución así como una orden de alejamiento hasta 2022). Cuando saltan estas noticias surge de nuevo el debate y la sociedad discute cómo es posible que una persona condenada por maltrato pueda ver a sus hijos.

Blanca Vázquez Mezquita es profesora de peritaje psicológico en la Universidad de Comillas y posee 30 años de experiencia en los juzgados con menores víctimas de estas violencias. Primero en Plaza de Castilla en instrucción y a partir de 2004 en los juzgados de Madrid contra la violencia de género.

-Nuevamente conocemos a través de los medios que un progenitor, en este caso un hombre y condenado en firme por violencia machista, no devuelve a sus hijos cuando le corresponde y, además, está ilocalizable. Como psicóloga forense ¿cree que la primera medida para evitar esto las leyes -debería evitar que viera a sus hijos?

-El problema de base es haber separado la violencia de género de la violencia contra los menores. La violencia contra la mujer es siempre violencia contra los hijos. La familia es un sistema de relaciones interdependientes, lo cual está científicamente demostrado. Lo otro es ideología. Aunque los menores no estuvieran presentes ni conocieran de la violencia contra su madre, se verían de una u otra forma afectados. Nunca he entendido esa diferencia que hace la ley 1/2004. La prueba de que existe algún error es que se ha querido enmendar en parte con diversas correcciones a la Ley, estableciéndose distintas medidas referidas a los hijos a través del estatuto de la víctima de 2015. Todo eso son parches. Creo que los problemas hay que afrontarlos desde el realismo y la verdad, no desde la ideologización de los problemas.

Por tanto, no se puede defender como primera medida, sin más, que haya que evitar que un padre no vea a sus hijos porque haya una denuncia. Ni lo contrario, que los vea si o sí, habiendo condena incluso, separando ambos problemas, madre/menores. Lo que no existe en España es una solución real con la legislación actual porque es necesaria una Ley de protección integral de mujeres e hijos, contemplando a ambos como un todo, no diferenciándolos. La Ley actual, al haber tenido mucho peso ideológico, en el sentido de “género” ha olvidado por el camino a los menores. Por otro lado todo este peso “ideológico”, al final se vuelve contra las propias mujeres denunciantes. Se ha remarcado el proceso sancionador penal pero se ha olvidado que no por sancionador el sistema legal sancionará más al agresor (al revés se sancionará menos, in dubio pro reo), y además si no se ofrecen medidas de tratamiento y reinserción social para las mujeres y sus hijos, y para el propio maltratador, no se podrá solucionar el problema.

Las mujeres necesitan recursos económicos y apoyo social, principalmente. Si no, como me decía una víctima, a la que su ex marido había roto la nariz de un puñetazo, “volveré con él, porque es la única persona que me ha ayudado en algún momento”. Lo triste es la soledad de las víctimas tras la denuncia. El problema no acaba con la denuncia. Aquí empiezan más problemas, la violencia económica que asfixia muchas víctimas.

-¿Qué observa, por ejemplo, que se haya hecho mal en el caso del padre que se llevó a sus hijos el 23 y que no los devolvió el 31 y que ha sido detenido finalmente volviendo esos hijos con su madre?

-Alguien debería haber establecido la peligrosidad de ese maltratador concreto hacia sus hijos antes de entregárselos, si no se hizo, alguien tiene que investigar si a esos hijos les beneficia su compañía, o no, y desde luego si se trata de una persona violenta, que no reconoce sus problemas de violencia, que no está en tratamiento y que está amenazando a su mujer, desde luego que no debería ver a sus hijos según la ciencia psicológica, y esto no tiene que ver nada con ninguna ideología.

-Hay voces que defienden que incluso desde la denuncia se debería proteger a los menores pero otras voces dicen que entonces muchos hombres se verían perjudicados porque estarían bajo la espada de Damocles a expensas de que muchas mujeres los puedan denunciar falsamente. Persiste, por lo que se ve, la idea de que hay muchas denuncias falsas.

-Por supuesto que persiste la ideología machista que presupone que las mujeres somos testigos poco fiables, por tanto, que somos proclives a las falsas denuncias. No existe ningún motivo científico que avale el que las mujeres mintamos más que los hombres, al contrario, ellos mienten más y mucho mejor, pero otra vez volvemos a la ideología, no a los hechos. Por supuesto que hay falsas denuncias, es absurdo pretender que no las haya, las mujeres no somos ángeles, (pretenderlo es más machismo y negarlo más ideología), y en violencia de género, como en cualquier proceso judicial, siempre habrá denuncias falsas, pero al margen de las falsas denuncias lo que hay es un sistema puramente inoperante donde este tipo de denuncias tienen un peso específico que no tienen en otras jurisdicciones. La jurisdicción de género (penal) y de familia (civil), (ambas juntas si hay denuncia de género) es un sistema muy lento, con pocos jueces, pocos policías, pocos profesionales psicólogos dentro del sistema judicial. Todos, o casi todos hacen ahí lo que pueden, pero a veces ni la experiencia, ni la formación, ni la presión de trabajo ofrece la posibilidad de realizar un estudio riguroso de cada caso.

El sistema favorece, a mi juicio, el peso específico (no el número), de las falsas denuncias, porque la mujer que denuncia en falso gana tiempo, y ese mismo sistema lento perjudica a las víctimas reales, (mayoría), que por los mismos motivos de lentitud quedan indefensas y en riesgo, (la mera judicialización del conflicto implica un riesgo añadido al anterior), mientras pasa el tiempo a favor del agresor y se pierden las pruebas que no sean puramente físicas (los testimonios). Todo ello porque se pretende aplicar una Ley sin los medios humanos y técnicos necesarios, no porque la Ley sea mala en sí, al margen de haber olvidado a los menores por el camino.

-Sin embargo no es lo mismo denuncia falsa que denuncia que no prospera, que se archiva

-Efectivamente no es lo mismo que el archivo o la absolución. No se puede condenar sin pruebas contundentes, por eso hay que tener cuidado cuando se mezclan los conceptos denuncias falsas y absoluciones o archivos de denuncias, detrás de archivos y absoluciones hay incapacidad probatoria, no necesariamente falsedad en la denunciante.

-En líneas generales, ¿qué es lo que más ha visto en su experiencia como psicóloga forense en los niños cuyos padres se pelean por la custodia y usan las peores estrategias para lograrlo?

-Lo peor que he visto es la incapacidad del sistema para proteger a estos niños. Los niños entran en conflicto porque los padres (ambos o uno de ellos), no los aíslan del conflicto, sino que son instrumentalizados contra el otro cónyuge. En la separación, y ante los conflictos iniciales por las visitas, las vacaciones, el colegio, etc. en lugar de ir hacia la mediación (siempre que no haya habido violencia), se va hacia la judicialización y esto provoca que el conflicto crezca exponencialmente. Los niños deben estar siempre al margen. Los padres no entienden que aunque separados, tienen que seguir cooperando “juntos”, en la educación de los menores. A veces personas que se separan (de ambos sexos), pierden toda racionalidad, pretenden anular al otro, expulsarlo, como si no hubiera existido. Suelen hablar en plural: El o ella “nos dejó, se fue, nos abandonó, no nos paga la pensión etc..”, se habla en bloque. Pero uno no se puede divorciar de los hijos, no se puede expulsar al otro, porque los niños necesitan a los dos para su equilibrio y bienestar. Obviamente, esto no rige o no es una máxima si uno de los dos es un maltratador o presenta un patología grave que perjudique a sus hijos.

-¿Hay mucha controversia sobre la alineación parental? Muchos consideran que esto no existe pero, ¿en su calidad de psicóloga forense opina que sí o que no?

-El término alienación parental no se debe utilizar porque no está reconocido como trastorno y no es una patología que exista al margen de lo forense. En mi experiencia sí he visto niños que alegan cosas absolutamente falsas contra sus progenitores (masculinos y femeninos), como malos tratos y abusos sexuales. Sin embargo, desde mi experiencia 27 años en la Clínica Médico Forense de Madrid y tres años de ejercicio libre, creo que se ha exagerado en la apreciación de esta situación como “explicación” en algunos casos. Creo que a veces los niños simplemente se implican en los conflictos y toman partido, generalmente por aquél de sus padres que consideran más débil o desfavorecido. Detrás de ello existen situaciones de manipulación parental, a veces, pero otras veces no existe manipulación sino un afán de proteger a alguien o auto protegerse, en el propio menor, de forma equivocada o no.

Otras veces es el menor, normalmente adolescente y decidido a sacar partido del propio enfrentamiento de los padres y la necesidad de librarse de aquel, por ejemplo que le ponga límites. Si los padres no se hablan entre ellos, ni exigen el respeto debido al otro ex cónyuge, sino que dan la razón al menor y lo alientan, el conflicto está servido.

Casos más patológicos he visto donde los hijos adolescentes de la mujer maltratada se sitúan de parte del maltratador, a sabiendas de que la madre ha sido maltratada, y acusando a su madre por haber instado una separación. He visto casos de manipulación en los dos sentidos hombre/mujer. También mujeres contra ex maridos. No obstante, son casos extremos.

Sin embargo pienso que cuando un menor expresa haber sufrido malos tratos o abuso sexual hay que tomarlo muy en serio e investigarlo hasta el final. Los Juzgados muchas veces no tienen los medios técnicos ni humanos necesarios para la investigación de estos casos y mi impresión es que lo que desean es archivar estos casos tan delicados, difíciles o imposibles de probar con los medios actuales cuanto antes. Todo esto teniendo en cuenta que actualmente un caso de estos, abuso sexual o maltrato de un progenitor/ a un menor es instruido en un juzgado de instrucción no especializado. No es de recibo que se tome declaración a un menor de cinco años, seis meses después de una denuncia, y esto hoy, pasa. Entonces la explicación de la “alienación parental”, o mejor “interferencia parental” creo que debe estar muy fundada y ser la última y no la primera y apresurada explicación sólo porque los padres se encuentren en fase de divorcio o disputándose la custodia.

-¿Qué fallos encuentra en la justicia? Las leyes o la lentitud

-En cuanto a las víctimas menores falla que no existe ninguna Ley especial, los casos de víctimas menores pasan a juzgados ordinarios. La segunda causa, la lentitud, creo que es muy grave pero menos que la falta de una Ley propia. Tras las leyes tiene que haber medios. Si no, son ineficaces.

-¿En general les escuchan los jueces/fiscales a los psicólogos?

-En general sí escuchan a los psicólogos. No obstante los informes no son vinculantes y jueces y fiscales, salvo en Derecho de Menores (menores que cometen hechos que serían falta o delitos) no están obligados a escuchar o apreciar las conclusiones de las periciales. Los Jueces son los que ponen las medidas y las sentencias. Esto a veces se olvida. Se echa demasiada culpa de los problemas en casos de Familia a los psicólogos y los informes psicológicos son sólo una parte del proceso.

-¿Cree que los informes psicosociales son una herramienta útil?

-Si están bien elaborados lo son. Los informes psicosociales deben delimitar muy bien el plano psicológico, y el social, ambos esenciales y diferentes.