
Historia
Así era la Galicia de los últimos neandertales
Un microclima con temperaturas y precipitaciones similares a las de hoy, ciervos, osos cavernarios y mamuts configuraron un entorno único en la montaña lucense

Hace más de 40.000 años, mientras el frío y la aridez dominaban gran parte de la Península Ibérica, un diminuto rincón en las montañas orientales de Lugo ofrecía una oportunidad única para la supervivencia.
Se trata de la Cova Eirós, en Cancelo (Triacastela), un yacimiento clave para entender cómo vivían los últimos grupos neandertales que habitaron Galicia. Un nuevo estudio acaba de arrojar luz sobre ese paisaje desaparecido y la forma de vida de sus habitantes, revelando un entorno frío, sí, pero sorprendentemente rico en recursos.
Publicado en la revista internacional Journal of Archaeological Science: Reports, el trabajo analiza más de mil restos de fauna encontrados en el Nivel 3 de la cueva. A partir de ese rompecabezas óseo, el equipo investigador ha reconstruido un ecosistema que sorprende: temperaturas medias anuales unos tres grados más bajas que las actuales, pero con precipitaciones muy similares, apenas 150 mm menos al año.
Eso permitió la presencia de bosques abiertos y praderas húmedas, en un momento en el que la mayor parte de la Península era un paisaje duro y seco.
Este microclima, un verdadero refugio natural en plena glaciación, explica por qué los neandertales aguantaron más tiempo en esta zona del noroeste peninsular. “Las condiciones eran difíciles, pero mucho más llevaderas aquí que en otros lugares”, explican desde el equipo liderado por Hugo Bal García (Universidad de Santiago de Compostela, GEPN-AAT y CISPAC) e Iván Rey Rodríguez (Centro de Investigación Mariña de la Universidade de Vigo). Junto a ellos han trabajado expertos de la USC, UVigo, UNIOVI, Universidad de León y la Universidad Rovira i Virgili, además del IPHES-CERCA.
Ciervos y osos cavernarios
Entre los restos analizados destacan huesos de ciervo, que parece haber sido la presa principal de estos grupos. Pero no fue la única: los investigadores han encontrado pruebas de que también cazaban -o al menos aprovechaban- osos cavernarios.
El hallazgo apunta hacia una estrategia variada de subsistencia y a un conocimiento muy fino del territorio. Y es que Cova Eirós no está en un lugar cualquiera: se sitúa en un ecotono, una frontera entre distintos ecosistemas, lo que ofrecía acceso a una diversidad de especies muy útil para la supervivencia.
Los más de 30 tipos de animales identificados en el estudio, algunos ya extintos como el mamut lanudo, han sido clave para entender la dieta de estos neandertales y para trazar el clima y la vegetación de entonces. Frente a la imagen clásica del neandertal viviendo en un entorno desolado, este trabajo muestra una realidad más compleja y rica: un territorio que les ofrecía alimento, cobijo y múltiples oportunidades.
Los investigadores también han comprobado que sus grupos no eran sedentarios, sino que se desplazaban con frecuencia por la zona, aprovechando al máximo los recursos disponibles. Su relación con el medio era dinámica e inteligente, algo que encaja con lo que cada vez se sabe más sobre los neandertales: que eran mucho más sofisticados de lo que se creyó durante décadas.
El estudio forma parte de los proyectos de investigación financiados por el Ministerio de Ciencia del Gobierno de España y por la Consellería de Cultura, Lingua e Xuventude de la Xunta de Galicia. Y confirma una vez más la importancia de Cova Eirós, un yacimiento que sigue dando pistas sobre uno de los momentos más apasionantes y menos conocidos de nuestra prehistoria: los últimos pasos de los neandertales en Galicia.
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