
Tradiciones
Estas son las tradiciones navideñas de Galicia que puedes descubrir en este puente
Más allá de belenes y fuegos, las sonoras paxoliñas y un carbonero muy especial llenan los hogares de la Comunidad

Cuando diciembre viste de luces las calles y el aire se empapa de olor a castañas asadas, Galicia enciende también otra clase de brillo: el de sus tradiciones navideñas.
A fin de cuentas, y más allá de los adornos y los regalos, la Navidad se disfruta siempre entre cantos y figuras talladas a mano. Desde la montaña de Lugo hasta las rías de Pontevedra, se trata de costumbres que perduran ofreciendo al visitante su particular experiencia.
Belenes que cuentan historias
Uno de los elementos más visibles de la Navidad gallega, como de cualquier otra, son los belenes. Presentes en hogares, parroquias y plazas, algunos de ellos han alcanzado tal nivel de detalle y originalidad que se han convertido en auténticas atracciones turísticas.
Es el caso del impresionante Belén Artesanal en Movimiento de Valga (Pontevedra), que con más de 4.000 figuras animadas se ha consolidado como uno de los más visitados. Declarado Fiesta de Interés Turístico de Galicia, cada año atrae a miles de curiosos con sus escenas bíblicas y guiños a la actualidad.

Algo parecido sucede con el emblemático Belén Electrónico de Begonte (Lugo), activo desde 1972. En él se mezclan los pasajes del Nacimiento con escenas de la vida rural en la Terra Chá, lo que convierte la visita en un viaje simultáneo al pasado bíblico y al corazón agrícola de Galicia.
El Tizón de Nadal: la fuerza del fuego
La noche de Nochebuena, en muchas casas gallegas, el fuego no solo calienta: también conecta con el pasado. En ciertas zonas de Pontevedra y Lugo aún se enciende el Tizón de Nadal, un tronco grueso que arde lentamente en la lareira, la chimenea tradicional. Esta costumbre, de raíz celta, representa el ciclo del renacimiento y el paso de un año a otro. Se cree que sus brasas protegían el hogar y que sus cenizas tenían virtudes fertilizantes y curativas.
Aunque hoy en día esta tradición se ha diluido en algunos lugares, pervive en forma de hogueras simbólicas y dulces navideños como los troncos de chocolate o mazapán, que evocan con sabor y forma aquel leño ritual.
El Apalpador: ternura desde las montañas
Galicia tiene su propio Papá Noel, aunque no viste de rojo ni se desplaza en un trineo. Se llama Apalpador y es un carbonero de barba espesa y corazón grande que desciende en Nochebuena o Nochevieja desde los montes de Os Ancares y O Courel para visitar a los niños. Según la leyenda, entra en las casas mientras los pequeños duermen y les “apalpa” la barriga para comprobar si han comido bien durante el año.
Si están bien alimentados, les deja castañas y buenos deseos; si no, un poco de carbón como recordatorio amable.
Panxoliñas: la banda sonora del alma gallega
No hay Navidad sin música, y en Galicia la melodía llega en forma de panxoliñas, los villancicos tradicionales que resuenan en aldeas, plazas y hogares. A menudo se cantan en grupo, de puerta en puerta o junto al belén, con letras que celebran el Nacimiento, la alegría familiar y el espíritu de estas fechas. Lo especial está en el acompañamiento: gaitas, panderetas y tamboriles que llenan de autenticidad cada estrofa.
Durante esta época de Adviento no resulta raro encontrarse con coros locales interpretando estas canciones por sorpresa.
La Navidad en Galicia es mucho más que un calendario de eventos: es una vivencia. Cada belén cuenta una historia; cada tizón encendido guarda un trocito de memoria; y cada canción es un puente entre generaciones.
Quienes busquen un puente y una Navidad distinta, llena de símbolos, sabores y calor humano, encontrarán en Galicia un lugar casi ideal.
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