
Historia
El faro más antiguo del mundo en funcionamiento, ¿Lugar de Memoria Democrática?
El Ayuntamiento de A Coruña propone fusionar una parte de su monumento más icónico con el relato de la Guerra Civil

Que la Torre de Hércules, el faro romano más antiguo del mundo aún en funcionamiento, acabe siendo reconocida como Lugar de Memoria Democrática puede parecer, a primera vista, una licencia -una más- de nuestro tiempo. Construida en el siglo I bajo dominio romano, con dedicatoria al dios Marte y leyendas de Hércules y gigantes derrotados, no parece albergar, al menos de modo directo, parte del relato trágico del siglo XX español.
Sin embargo, el gobierno municipal de A Coruña ha decidido que este monumento, símbolo milenario de la urbe, puede y debe jugar un papel en ese empeño permanente por la resignificación de los espacios vinculados a la Guerra Civil y al franquismo. No tanto por lo que representa la torre en sí, sino por lo que ocurrió a sus pies: en la península de Punta Herminia y el Campo da Rata, escenarios de fusilamientos tras el golpe militar de 1936.
Esta semana, el Ayuntamiento ha remitido al Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática una solicitud formal para que la Torre, junto con los mencionados espacios, la Casa Cornide y la Casa Museo Casares Quiroga, sean incorporados al catálogo estatal de Lugares de Memoria Democrática.
Se trata, según explicó el concejal de Cultura y Turismo, Gonzalo Castro, de “poner en valor aquellos lugares simbólicos en la lucha por los valores democráticos” y permitir que la ciudadanía los identifique con hechos históricos de calado en la memoria colectiva.
La propuesta municipal se apoya, en el caso de la Torre, más en su entorno inmediato que en el propio faro. La península de Punta Herminia y el Campo da Rata fueron utilizados por los sublevados franquistas como lugares de ejecución.
Desde el 24 de julio de 1936, comenzaron los fusilamientos en este enclave que, con los años, ha sido resignificado mediante varios monumentos como el Menhires pola Paz, el Memorial Xermolos de Paz e Liberdade y el homenaje a los fusilados de la Guerra Civil.
La Casa Cornide
A esta propuesta se suma, como era previsible, la Casa Cornide, edificio del siglo XVIII en plena Ciudad Vieja que permanece envuelto en la polémica después de que, durante la dictadura, pasase a manos de la familia Franco.
Tanto el Ayuntamiento como el Instituto de Estudios Coruñeses sostienen que este inmueble -que debe abrir al público y que ha sido reclamado por el propio Ayuntamiento a la familia Franco-, cumple todos los requisitos legales para ser considerado un símbolo del expolio patrimonial y del uso autoritario de los resortes del poder para beneficio privado.
Por su parte, la Casa Museo Casares Quiroga completa el trío de espacios propuestos. Fue el hogar de Santiago Casares Paz, alcalde republicano de A Coruña, y de su hijo, Santiago Casares Quiroga, ministro de la Segunda República. Este edificio, apuntan desde el gobierno local, encarna la defensa de los valores republicanos y democráticos desde el ámbito familiar y político.
✕
Accede a tu cuenta para comentar