Investigación

Las hojas del eucalipto empobrecen los ríos gallegos: menos especies y menos diversidad en sus aguas

Un estudio de la Universidade de Vigo revela cómo la presencia de esta especie foránea impacta negativamente en la biodiversidad de los ecosistemas fluviales

Imagen de los investigadores durante uno de los análisis.
Imagen de los investigadores durante uno de los análisis. UVigo

Los eucaliptos no sólo transforman el paisaje gallego con su imponente presencia: también alteran los delicados equilibrios de los ecosistemas fluviales que atraviesan los montes de la comunidad. Así lo demuestra un nuevo estudio del grupo de investigación en Ecoloxía Evolutiva e da Conservación (EcoEvo) de la Universidade de Vigo, liderado por el catedrático Adolfo Cordero desde la Escola de Enxeñaría Forestal.

Después de analizar más de 30.000 macroinvertebrados en veinte riachuelos de la provincia de Pontevedra, los investigadores constataron que una mayor presencia de hojas de eucalipto no reduce la abundancia general de estos pequeños animales, pero sí provoca una significativa pérdida de riqueza y diversidad en las especies que los habitan.

“Cuando la mayoría de las hojas presentes en los arroyos son de eucalipto, perdemos buena parte de la diversidad biológica”, advierte Cordero, quien subraya que este tipo de impactos había sido escasamente estudiado hasta ahora en Galicia.

Los datos del equipo de EcoEvo indican que los regatos donde predomina esta especie alóctona albergan comunidades más homogéneas, dominadas por unos pocos tipos de organismos, mientras que las zonas arboladas con especies caducifolias nativas, como carballos, castaños o ameneiros, mantienen una biodiversidad mucho más saludable.

Durante la pandemia

El trabajo, cuyos resultados acaban de publicarse en la revista científica Hydrobiology, surgió durante la pandemia de covid-19. Inicialmente, el grupo tenía previsto desarrollar investigaciones de campo en diversos países, dentro de un proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades centrado en el efecto de las plantaciones industriales sobre los insectos. Las restricciones obligaron a reformular el enfoque, y los investigadores se centraron en estudiar regatos gallegos representativos, situados en diez municipios de Pontevedra.

En cada municipio, analizaron un arroyo que discurría por zonas dominadas por Eucalyptus globulus y otro bordeado por vegetación autóctona. Las campañas de muestreo se realizaron en otoño de 2020 y primavera de 2021, y permitieron identificar un total de 37.234 individuos pertenecientes a 125 grupos zoológicos diferentes.

En cada caso, los científicos evaluaron variables como el caudal, la temperatura, el peso de la hojarasca acumulada y las condiciones ambientales del entorno para establecer comparaciones fiables.

Menos especies

Los resultados del estudio son claros: aunque la abundancia general de macroinvertebrados no se ve afectada por la presencia del eucalipto, sí lo está su diversidad. En otras palabras, el número total de organismos se mantiene, pero cada vez hay menos tipos diferentes.

Según explica Adolfo Cordero, esto ocurre porque unas pocas especies son capaces de alcanzar altas densidades en ausencia de competencia. En concreto, el estudio detectó un aumento de crustáceos de agua dulce del género Gammarus en zonas con mayor presencia de eucalipto, mientras que otros grupos como Limnephilus, Crunoecia o Ecdyonurus disminuían.

El patrón se repite también a lo largo del año. Las muestras recogidas en otoño, cuando las hojas caídas pertenecen mayoritariamente a especies caducifolias, arrojaron una mayor diversidad biológica.

En primavera, cuando se acumulan más hojas de eucalipto, que pierden su follaje sobre todo en verano, los efectos negativos sobre la biodiversidad se intensifican. De hecho, en las muestras otoñales, seis de los veinte regatos tenían más del 50 % de su hojarasca compuesta por eucalipto; en primavera, esa proporción se daba ya en doce de ellos.

Llamamiento a proteger los bosques de ribera

Las implicaciones de esta investigación van más allá de lo puramente académico. El equipo de EcoEvo recuerda que los ecosistemas fluviales gallegos dependen en gran medida de los aportes orgánicos que provienen de los bosques de ribera. Las hojas que caen al agua constituyen su principal fuente de energía y alimento, al ser procesadas por microorganismos e invertebrados trituradores. En este sentido, las hojas del eucalipto, con un bajo contenido en nutrientes como nitrógeno y fósforo, aportan mucho menos que las de los árboles nativos.

Por este motivo , el equipo defiende la necesidad de preservar e incluso ampliar los bosques de ribera con vegetación autóctona, tanto para conservar la biodiversidad como para garantizar otros servicios ecosistémicos, como la mitigación de crecidas. Los insectos acuáticos, recuerdan, son clave también para procesos como la polinización, el control de plagas o la fertilización del suelo.

La legislación gallega ya prohíbe la plantación de eucaliptos a menos de 15 metros de los ríos de más de dos metros de ancho. Sin embargo, Cordero insiste en que los resultados de este estudio deberían llevar a extender esa protección también a regatos de menor entidad, cuya importancia para el ecosistema es igual de relevante.