Aniversario político
Rueda: dos años de una continuidad llena de cambios
El presidente gallego celebra su segundo aniversario con un gobierno remozado en el que, sin estridencias, ha sustituido a la mitad de los conselleiros y a más de 70 altos cargos
Hace hoy dos años, un 22 de mayo de 2022, Alberto Núñez Feijóo completaba su relevo en Galicia. Una semana antes, Alfonso Rueda asumía la presidencia de la Xunta, y una jornada como esta, lo sucedía al frente del Partido Popular gallego. Entonces, todo eran incógnitas, lógicas ante la marcha del hombre que había conducido a los populares a cuatro mayorías absolutas ininterrumpidas en los tiempos del multipartidismo. Hoy, todo son certezas en una ‘Galicia que Rueda’.
Certezas sustentadas por la dictadura de las urnas, esa que ha conferido al actual líder de los populares gallegos una nueva mayoría absoluta con 40 diputados -dos más de los necesarios- y más de 700.000 votos. Resultado que llegaba, no hay que olvidarlo, tras otras dos elecciones al alza del PP en Galicia: unas municipales en las que el PP ganó 134 concejales en el conjunto de la Comunidad, recuperando la alcaldía de Ferrol y la Diputación de Pontevedra; y unas generales en las que sumó 13 escaños en el Congreso, tres más de los que tenía.
A estas cifras, contribuyó, qué duda cabe, el impulso del propio Feijóo, tanto el adquirido en Galicia, antes de poner rumbo a Madrid para solucionar la crisis nacional del PP de Pablo Casado, como el que logró una vez en la capital, que no alcanzó a los populares para gobernar, pero sí para volver a ser la fuerza más votada.
[[H3:‘Estilo Rueda’]]
Pero más allá de eso, lo cierto es que en apenas 24 meses Rueda ha consolidado y disparado su liderazgo, figurando ya como referencia y varón nacional del PP por derecho propio. Y lo ha hecho sobre la base de ese denominado ‘estilo Rueda’, que el propio implicado resumió en “cercanía, gestión y honestidad”.
Una cercanía que le permite conjugar tanto los grandes actos autonómicos o nacionales con celebraciones y eventos más locales. Basta un vistazo a sus últimas agendas de fin de semana para comprobar cómo Rueda asiste a la Fiesta del Salmón en A Estrada (Pontevedra) o al gran premio gallego del campeonato de motocross en Lugo que alterna, por ejemplo, con la visita institucional al rey Felipe VI.
Las otras dos patas, gestión y honestidad, se observan en el devenir de su política al frente de la Xunta. En el Gobierno gallego parece que nada se mueve mientras que se mueve todo: cambios de conselleiros, nuevos titulares, estructura renovada, funciones diferentes. En total, durante este tiempo Rueda ha reemplazado a más de 70 altos cargos.
Una cifra que viene acompañada del cambio de caras que ha ido introduciendo, progresivamente, en el Ejecutivo que asumió de Núñez Feijóo. En primera instancia, sólo entró Diego Calvo como conselleiro; dos años después las sustituciones afectan a la mitad de las caras.
Camino que no ha estado exento de esa ‘honestidad’ que le llevó, por ejemplo, a prescindir en este nuevo ejecutivo de la conselleira de Empleo, Elena Rivo, una de sus grandes apuestas en la anterior reestructuración a la que fichó del mundo universitario, y que el presidente no dudó en reemplazar al observar su falta de adaptación a la vida política.
Gestión del partido
Pero si la gestión autonómica ha estado marcada por todos estos cambios, innumerables pero sin estridencias, las decisiones al frente del PP gallego han mostrado también esa particular forma de hacer, sin prisa pero sin pausa.
En este sentido, entre las acciones que se recordarán de Rueda en el futuro es que a él le corresponde el fin, bien entendido, del baltarismo. En Ourense siempre un Baltar, primero padre, después hijo (José Luis y José Manuel), había gobernado en la Diputación; escenario que no se preveía cambiante.
Baltar hijo, José Luis, fue uno de los primeros en apoyar públicamente a Rueda como sucesor de Feijóo. Una denuncia por exceso de velocidad facilitó su salida rumbo al Senado y la llegada de Luis Menor, primer presidente ajeno al ‘baltarismo’, en un proceso que se cerró sin fractura alguna y sin perdida de poder territorial, como demostraron los resultados electorales del 18 de febrero con el PP manteniendo 8 diputados en la provincia de Ourense.
Rueda demostraba, de este modo, lo que el propio Feijóo había dejado dicho, parafraseando a Manuel Fraga, el día que le entregó el testigo: “Aquí no hay ni tutelas ni tutías”. Lo sabían bien sus predecesores, lo sabe bien Rueda, que ha logrado en dos años una transición pacífica y ejemplar en la que ha renovado prácticamente todo sin que pareciese cambiar nada.
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