Gente

¿Se ha extirpado las bolas Isa Pantoja?

Chabelita, tras el daño que le hizo el Koala, ha decidido en convertirse en la Michael Jackson peruana

Isa Pantoja
Isa Pantojalarazon.

Fue el viernes por la mañana. Una mujer de pómulos marcados, con la seguridad de Oprah Winfrey, aparece hablando por la mañana en el programa de Ana Rosa Quintana con un traje verde trébol. Tiene la seguridad frente a las cámaras de alguien con mucho, mucho oficio. Ha experimentado la misma transformación que Jorge Javier cuando se sentaba tímido e inseguro, en una butaca para hablar con Ana Rosa. Desde aquello han pasado muchos años. Y Chabelita ha aprendido en un tiempo récord. Ahora, si le viniera en gana podría hasta presentar un programa de televisión. Rociíto, pese a las muchas horas de rodaje que le dio su hada madrina, María Teresa Campos, siempre estuvo mucho más agarrotada. Pero este no es el único cambio al que se ha sometido la jovencita. La cara ha experimentado una tremenda transformación. Lo primero en lo que pensé era en si se había extirpado las bolas de bichat, unos cúmulos de grasa que se encuentran en las mejillas que, al ser extirpadas, dan mayor angulosidad al rostro. A Isa la dejó algo tocada el Koala cuando le dijo aquello de que su belleza era muy primitiva. Solo le faltó decirle que tenía cara de totem incaico, que la tiene o la tenía, y debería estar orgullosa de ello.

Otra opción es que se haya extirpado las muelas del juicio. Algo que ya hizo Andrés Pajares, pero siguió teniendo la cara como un pan.

Según me cuenta una experta cirujana, lo que está claro es que se ha hecho una nueva infiltración de ácido hialurónico en los pómulos y no ha quedado nada. En los de si se ha quitado o no las bolas no se atreve a pringarse. Los pantallazos que le he mandado del programa del viernes no le dan elementos de juicio suficiente. Pero apostaría, a un 90 por ciento que sí lo ha hecho.

Ya empezó tocándose la nariz, y cambiándose el color del pelo. Chabelita, al igual que Michael Jackson, ha perdidio su racialidad, y el día menos pensado la vemos teñida de rubio platino. La gente no sale de su asombro en relación con la requetecochinada que le ha hecho su madre invitando a Omar en Nochebuena. La idea fue de Kiko, pero Isabel Pantoja transigió aún a sabiendas de la monumental bofetada pública que le estba sacudiendo a su hija. Su mala conciencia la lava con jabón Lagarto y con el autoengaño al que se ha sometido: quiere creer que algún día tal vez Omar se podría reconciliar con su hija. Tienen mucho en común. Isabel es gitana, y Omar tiene un padre gitano. Hubo un tiempo en el que a la tonadillera no le gustaba reivindicar su condición racial, hasta el punto de negarse a colaborar con su fallecido primo Chiquetete en la celebración de un concierto reivindicativo en favor de personas desfavorecidas de su etnia. Allí comenzaron los desencuentros, hasta el punto de que Isabel, como todo el mundo no sabe, ni siquiera fue al entierro del cantante. Y eso que fue él quien la ayudó en sus inicios cuando no era más que una mocosa. A Isabel, que comenzó a enorgullecerse de su raza y a ponerse la coleta bien tirante cuando comenzó a salir con Julián Muñoz, y bautizó el famoso chalet como “Mi Gitana” le ha hecho ilusión pasar la Nochebuena junto a sus iguales. Aunque le haya metido un dedo en el ojo a Chabelita sabe también que le está dando alas para seguir saliendo en los platós televisivos llorando sus penas. Lo que está claro es que si una hija no va a visitar a su madre por Navidad, su madre el libre de hacer lo que le venga en gana, pero bien podría haber elegido a otros invitados. Eso sí, me cuentan personas que conocen a Omar, que el muchacho es un cielo, generoso, bueno, compasivo, y que hace honor al nombre de su barrio: un auténtico pan bendito.

Chabelitia está muy resentida, es cierto, pero nadie entiende del todo su postura. Tiene una ambivalencia muy extraña hacia su condición de adoptada. Actúa como si la hubieran secuestrado, en lugar de darle un hogar. Cayó en una familia muy machista donde la dieron la educación suficiente para hablar como una pija de colegio de 2.000 euros al mes, pero no le enseñaron lo más importante, la capacidad de sacrificio, la responsabilidad y el esfuerzo. Fue una olla a presión que estalló en cuanto le abrieron la espita para darle un poco de libertad. Tampoco ha hecho lo que otros adoptados “desubicados”. No ha querido tener trato con su madre biológica ni siquiera por curiosidad y no ha sido por falta de valentía. Es fría como el hielo, tanto como una famosa presentadora a la que han llegado a llamar Alien por la dureza de su corazón y su capacidad de poner por encima de todo sus intereses personales. Chabelita llegará lejos, como ella. De momento está demostrando que está también a la altura de su madre en los peores aspectos de la personalidad de la cantante, con bolas o sin ellas.