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Enrique Ponce y Paco Porras, unidos ante la adversidad y la muerte

Compartían admiración por Ennio Morricone, fallecido hace unos días

El torero Enrique Ponce
El torero Enrique PonceDavid JarLa Razón

No se conocen ni tienen nada en común. Seguramente, Enrique Ponce y Paco Porras no se han cruzado en la vida. Uno, torero en la plaza, maestro con el capote y el estoque, mientras que el otro “estoquea a sablazos” a los que caen en sus redes adivinatorias. Pero el diestro y el vidente comparten duelo funerario, pena, penita, pena, por la muerte de un hombre al que ambos admiran profundamente, Ennio Morricone, el gran compositor de bandas sonoras cinematográficas como las de “La misión”, “La muerte tenía un precio”, “El bueno, el feo y el malo”, “Cinema Paradiso”...

A Porras le dio un infarto esta semana, y ni corto ni perezoso lo achaca a la muerte de “mi gran amigo Ennio”. Nadie les ha visto juntos, pero el vidente presume de ello. Es igual que cuando su íntimo amigo, Tony Genil, enseña a todo el que visita su casa el plato en el que comió Michael Jackson. El rey del pop alternando con Tony en su modesto piso vallecano.

Ponce es más discreto, enemigo de invenciones y partidario de realidades. Le encantan las composiciones del fallecido, guarda todos sus discos. Y cuentan sus seguidores que, cuando torea, es habitual que la banda de la plaza toque la música de “La misión”, la pieza favorita del valenciano.

No se espera que Porras y Ponce coincidan en el funeral de Morricone, ni si Paco, con sus dotes de vaticinio, llegó a conocer anticipadamente que Ennio estaba al borde de la muerte.