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Isabel Díaz Ayuso será Chicote en “Pesadilla en la Moncloa”

La Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
La Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz AyusoDíaz Ayuso

En el circo de la política nacional, los lanzadores de cuchillos convierten a Isabel Díaz Ayuso en diana preferente. No cesan de amargarle la vida, como si ERC, Bildu, PNV, Podemos, PSOE y las demás tribus enemigas se hubieran unido para acosar sin descanso a la jefa de los rostros pálidos en el Álamo de la Puerta del Sol, o como si todos se hubieran transformado en paquirrines cabreados y ambiciosos contra esta otra Isabel para arrebatarle su hacienda, o sea, la Cantora que ellos ven como paraíso fiscal. Pero ella es brava: «Seré la peor pesadilla (ha dicho) de quien quiera tocar el bolsillo de los madrileños para pagar la fiesta al independentismo». Esta es mi chica, ya preparada para protagonizar «Pesadilla en la cocina», «Pesadilla en Elm Street» y «Pesadilla en el infierno», todas a la vez. Se ha venido arriba como la dama de hierro que ha cambiado el guante de seda por el de cuchillas de Freddy Krueger. O como un Alberto Chicote en «Pesadilla en la Moncloa». Y los independentistas, que se paguen su fiesta, le grito al televisor. «La izquierda populista no admite que el espejo madrileño refleje su fracaso», editorializa este periódico. Ahí les duele.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene durante el acto de entrega de los Premios Talento Joven-Carné Joven, en Madrid (España), a 30 de noviembre de 2020.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, interviene durante el acto de entrega de los Premios Talento Joven-Carné Joven, en Madrid (España), a 30 de noviembre de 2020.Jesús HellínEuropa Press

Esa izquierda ansía el espejito mágico de la bruja de Blancanieves que le confirme cada día que no existe otra más guapa que ella en todo el Reino o, mejor, en la futura república. Isabel, que no es la niña de «El exorcista» ni tan siquiera la chica de la curva, aunque es curvy, le sigue sacudiendo al saco catalán: «Madrid no es un paraíso fiscal. Quizá otras regiones sean un infierno fiscal». Dejó dicho Mark Twain que prefería el cielo por el clima y el infierno por la compañía. En la Moncloa conviven cielo e infierno y ahí parecen felices Pedro y Pablo. El podemita estará al fin en la comisión de control de la pasta europea. Le ha doblado el pulso a Él en todo. El PP se lo puede doblar a Ayuso. Leo que su ascensión a los cielos políticos provoca recelos en el convento conservador, levanta ampollas en Génova. Es hora de que su asesor, el levantisco Miguel Ángel Rodríguez, le advierta de aquello que decía Pío Cabanillas padre en el Congreso: «¡A las trincheras, que vienen los nuestros!».