Política

Dicen que el mismísimo Putin le va a poner la vacuna rusa a Pablo Iglesias

FILED - 23 December 2020, Russia, Moscow: Russian President Vladimir Putin chairs a joint meeting of the country's State Council and the Council for Strategic Development and National Projects via a video conference call at the Novo-Ogaryovo state residence. Putin said today, Sunday, that attempts to deter Russia are increasing with the growth of its power, considering that Russia's successes annoy his opponents. Photo: -/Kremlin /dpa - ATTENTION: editorial use only and only if the credit mentioned above is referenced in full (Foto de ARCHIVO)23/12/2020 ONLY FOR USE IN SPAIN
FILED - 23 December 2020, Russia, Moscow: Russian President Vladimir Putin chairs a joint meeting of the country's State Council and the Council for Strategic Development and National Projects via a video conference call at the Novo-Ogaryovo state residence. Putin said today, Sunday, that attempts to deter Russia are increasing with the growth of its power, considering that Russia's successes annoy his opponents. Photo: -/Kremlin /dpa - ATTENTION: editorial use only and only if the credit mentioned above is referenced in full (Foto de ARCHIVO)23/12/2020 ONLY FOR USE IN SPAINDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Ya dio a entender hace tiempo que no le gustaba la cazalla, cosa extraña en un comunista-populista: el aguardiente es muy del pueblo y para el pueblo, trago mañanero de trabajadores de pelo en pecho antes de destripar terrones o asomarse a la mina. Ahora, el vice segundo y macho alfa aspirante a jerarca se ha pasado al vodka. No se sabe exactamente si lo toma a palo seco, enfriado para acompañar el caviar a cucharadas o en el coctel Black Russian. En su evolución alcohólica trans es posible que su refinamiento le lleve pronto al Cosmopolitan y al Gimlet. O al Bloody Mary, que es muy rojo. Ya veremos.

Parece que atrás quedaron placeres como el daiquiri cubano y el choroní venezolano. El caso es que Pablo Iglesias se fue de copas (metafóricamente) con el ministro ruso Lavrov y en vez de cantar «Asturias, patria querida» u «Ochichornia», prefirió subirse a la barra del bar y gritar que en España «no hay una situación de plena normalidad democrática». Sí, por los presos del procés, dijo. Se espera que Vladimir Putin le conceda la Orden de Lenin y le permita besar en la boca a la momia de la Plaza Roja, y hasta es muy posible que le honre poniéndole él mismo la vacuna Sputnik V y obsequiando a Irene Montero con una «nanny» rusa que además de cuidar a Aitana hackee todo el sistema informático de Carmen Calvo para boicotear su oposición a la Ley Trans. Prodigioso Pablo: actúa en las tres pistas del circo político, bien como domador de certero látigo, bien cantando con el rapero Hasel o bien interpretando con Juan Carlos Monedero el bonito número del timo de la estampita. Es el lanzador de cuchillos y el hombre-bala con cañón propio.

En el colmo del alarde y por el mismo precio, a la vez ejerce de implacable crítico circense, o sea, que fustiga al director de pista y apuesto presentador, a la domadora de cabras locas transformistas y a todo el circo en el que curra. Menos mal que la vice primera salto a la pista central para explicar en voz alta que el circo es una democracia seria: la mejor prueba es que dejamos actuar a Pablovski. No hay entradas para la próxima función.