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Los Urdangarin Borbón, los sobrinos ejemplares
Los cuatro hijos de los ex duques de Palma han aprendido que lo mejor que pueden hacer es mantener el anonimato
Cuando saltó el Caso Noós con la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin en pleno centro del huracán, hubo varios planteamientos para no involucrar directamente a la corona. Uno de ellos fue el divorcio de los duques de Palma. De esta manera, la hija de los Reyes podría quedar fuera del escándalo. Doña Cristina ni se lo planteó, estuvo junto a su marido en todo momento.
Como había prometido el día que se casaron en la catedral de Barcelona, la pareja ha cumplido sus votos «en la salud y la enfermedad, en la prosperidad y la adversidad», y así se lo han transmitido a sus cuatro hijos, Juan Valentín, Irene, Pablo y Miguel. Forman una familia unida igual que la que tuvo el deportista y muy diferente a la de la Infanta más desestructurada y con diversos matices.
Las dos hermanas Borbón se llevan muy bien y se apoyan. Los Reyes eméritos parece que ahora mantienen una comunicación fluida a través de videoconferencias. Y los primos Urdangarin se han tratado desde siempre con Victoria y Froilán, aunque ahora por sus diferentes manera de administrar su tiempo libre, están más distanciados. Los Urdangarin, «los catalanes», como les llamaba la familia cuando vivían en Barcelona, han tenido trato directo con las primas Borbón Ortiz. Irene y Leonor nacieron en 2005 y se llevan pocos meses, una en junio y la heredera, en octubre. No ha sido muy visible esta relación salvo cuando hace años compartían actividades todos juntos en Navidad.
Fiesta en Zarzuela
Antes del inicio de la pandemia, se produjo un encuentro destacable. En septiembre de 2019, hubo un almuerzo en el palacio de la Zarzuela y después, al finalizar el encuentro familiar, parte de los Urdangarin se quedaron a dormir en la casa de las primas Borbón Ortiz que también se encuentra en el recinto de la Zarzuela.
Ese día de septiembre hubo fiesta nocturna con todos los primos que estaban en Madrid. Una especie de «noche de pijamas» con cena y juegos que continuó hasta cerrar la reunión a una hora prudencial. Aseguran que Irene y sus primas se quieren mucho y en ocasiones la pequeña Urdangarin se ha quedado a dormir en la Casa de Asturias, Así llaman los amigos al domicilio de los Reyes, porque en los inicios del matrimonio la Princesa Letizia mandó que ondeara la bandera del Principado en la entrada de la casa. Don Juan Carlos, que gustaba de poner apodos, se refería a su hijo y a su familia con el genérico «los de la colina» cuando los nombraba.
Los primos Urdangarin tienen un perfil mucho más parecido al de la heredera y su hermana Sofía que a los Marichalar. Son discretos hasta decir basta. Pablo estudia en Madrid y se le ha visto alguna vez compartiendo cena con Froilán, pero ese ambiente no es el suyo. Muy retraído fue al que más afectó el ingreso de su padre en prisión. Una vez que terminó sus estudios de bachillerato en Ginebra, se instaló en Londres hasta que decidió viajar a España para estar más cerca de su progenitor. Ha estado muy arropado por la Reina y por Cristina Borbón Dos Sicilias y su familia. Cuando su madre tenía que viajar a Palma, durante la instrucción del Caso Noós, la hija de los duques de Calabria era la que se trasladaba hasta Ginebra para que los hijos no se quedaron solos. Los tres pequeños, Pablo, Miguel e Irene aún iban al colegio.
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Ninguno de los cuatro han dado que hablar. No han aparecido en la prensa como los primos Marichalar por conflictos reales o inventados. O incluso por provocaciones de jóvenes para tener sus minutos de gloria en programas de televisión como le ha sucedido en varias ocasiones a Froilán.
Irene, por su parte, sigue estudiando en su colegio internacional de Suiza y vive con su madre. Miguel, que cumplió 19 años el 30 de abril, estudia en el Reino Unido Ciencias del Mar y pasa totalmente desapercibido. El único que ha tenido más proyección pública es Pablo, pero sus hazañas no salen de la prensa deportiva. Decidió seguir la carrera de su padre y hacerse un nombre en el balonmano. Hace unos días fue su debut en el FC Barcelona con el número 77. El marido de la Infanta fue el 7 hasta que tuvo que abandonar su vida deportiva al casarse. El día de su debut, a Pablo le acompañaron desde las gradas sus padres, algunos de sus primos y su tía Ana. Ha vivido en su casa hasta que se trasladó a la Masía, la ciudad deportiva del Barcelona. Pablo compatibiliza allí su vida deportiva con sus estudios de Empresariales, en Barcelona. El matrimonio está orgulloso de sus hijos y de sus logros por méritos propios. Saben la importancia que tiene pasar desapercibidos.
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