Polémica

Nociva y caótica: la otra cara de Gwyneth Paltrow, detrás de las cámaras

Amy Odell publica la biografía no autorizada de la actriz, «Gwyneth: The Biography», en la que expone su cara oculta después de entrevistar a más de 200 personas

Gwyneth Paltrow
Gwyneth PaltrowGtres

Desde que fundó Goop en 2008, Gwyneth Paltrow ha conseguido consolidarse como la suma sacerdotisa del bienestar moderno: una mezcla de minimalismo californiano, jade vaginal y caldos depurativos. Con una imagen cuidadosamente curada de serenidad, pureza y control absoluto, la actriz ganadora del Oscar transformó su nombre en una marca y su marca en un culto. Pero como todo imperio brillante, también este parece tener su lado oscuro.

La cara oculta de Paltrow

Amy Odell, periodista y biógrafa especializada en figuras complejas del universo femenino contemporáneo (su retrato de Anna Wintour causó un revuelo similar), pone ahora el foco sobre Paltrow en «Gwyneth: The Biography». En esta obra, Odell entrevista a más de 200 personas y, entre ellas, destacan los testimonios de antiguos empleados de Goop que describen una experiencia laboral diametralmente opuesta al ethos zen que predica la marca. El resultado: un retrato que oscila entre lo distópico y lo profundamente irónico.

Uno de los testimonios más demoledores resume el sentir general con una frase seca: «Nunca me he sentido peor que cuando trabajaba allí. No me cuidaba en absoluto». Así lo relata un exintegrante del equipo editorial, quien, como muchos otros, describe un entorno que rozaba lo enfermizo. Horarios interminables –«abríamos el portátil al amanecer y lo cerrábamos al irnos a dormir»–, salarios bajos y una cultura de exigencia casi inhumana, donde cada texto, email o idea debía estar al nivel de la perfección que GP, como llamaban a Paltrow en la empresa, esperaba. Porque sí, decir mal su nombre era casi una ofensa.

Gwyneth Paltrow.
Gwyneth Paltrow. Gtres

El tono de la oficina, según varios testimonios recogidos por Odell, era «nocivo y caótico». Aparentemente, lo que en pantalla parece control y calma, en la vida real se traduce en microgestión, impaciencia y una cultura de complacencia sin límites. Nadie –ni siquiera la junta directiva– se atrevía a decirle que no. Algunos empleados, especialmente quienes buscaban en ella una figura de liderazgo, terminaban sintiéndose disminuidos y dependientes emocionalmente.

Uno de los casos más insólitos citados en el libro involucra a un redactor gastronómico, contratado para escribir sobre comida, pero que terminó cocinando el almuerzo personal de Paltrow. Un acuerdo del que pronto se arrepintió, al darse cuenta de que, una vez más, decir «no» no era opción. Otro detalle inquietante: Paltrow reprendió al equipo, públicamente y sin filtros, en un canal de Slack, por encontrar un baño sucio con orina. Un gesto que, aunque anecdótico, ilustra la cultura de vigilancia constante dentro de Goop.

Dualidad muy marcada

Lo que más sorprende es el desfase entre el personaje público –refinado, luminoso, casi etéreo– y la Paltrow que emerge en los testimonios de su equipo. Odell lo resume así: «Puede ser obscena, divertida y mordaz. Tiene un lado que no se ve frente a las cámaras, pero que muchos describen como intimidante o incluso hiriente». Un dualismo que no encaja con el aura limpia y mística que Goop ha cultivado durante más de 15 años.

¿Es Goop el precio del perfeccionismo disfrazado de espiritualidad? El relato de bienestar que Paltrow ha vendido durante años –envuelto en velas aromáticas y retiros millonarios– contrasta con las experiencias de quienes han trabajado a su sombra. Mientras el imperio crece, su fundadora guarda silencio, quizás reflejo del mismo desapego que imponía en la oficina.

La biografía de Odell revela a una Paltrow más compleja que su imagen pulida en redes: una líder brillante, pero controladora y emocionalmente distante. Al final, en el universo Goop –donde el bienestar es casi religión–, el equilibrio emocional puede ser solo una estrategia de dominio envuelta en calma y perfección.