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El Perfume

Carmen Lomana como Embajadora de Lancome en un encuentro de mujeres influyentes.
Carmen Lomana como Embajadora de Lancome en un encuentro de mujeres influyentes.larazon

Estoy súper vaga para ponerme a escribir, voy justificándome a medida que pasan las horas sin ser capaz de agarrar la tablet y empezar con el negro sobre blanco, debe ser el cansancio de una semana muy intensa. Soy afortunada, así que ni una queja. Tener la posibilidad de vivir experiencias muy distintas y que todas sean creativas y enriquecedoras es un privilegio.

El lunes comencé con algo realmente apasionante, crear un perfume a mi gusto partiendo de una selección de seis esencias elegidas por mí. Siempre me ha interesado muchísimo el mundo del perfume. Enfrentarme a la creación de uno eligiendo esencias inspiradoras me emocionaba. La pirámide olfativa se compone de tres notas principales: nota de cabeza de salida, de corazón y de fondo, percibiendo en cada una los diferentes momentos de evolución del perfume al ponérnoslo. Yo utilicé 20 gotas de ámbar, 10 gotas floral con bergamota, 20 de bambú, 5 de salt water, 12 de black afghan (out) y 7 de Neroli. A partir de ese momento, teniendo ya la base, seguí jugando y mezclando a mi antojo hasta conseguir el aroma perfecto para mí. Después se añade el alcohol que lo fija y se deja en reposo en un lugar oscuro y tranquilo 3 semanas sin moverlo. Estoy fascinada y deseando que pase el tiempo para sentir ese aroma pleno, reposado y redondo en el cual descubriré el resultado de mi trabajo de alquimista en todo su esplendor. De vez en cuando paso a verlo pero ni lo toco, ahí está solitario y magnífico en su precioso frasco de cristal personalizado con mi nombre, en un lugar oscuro, fresco y silencioso para que nada ni nadie moleste su evolución. Por supuesto el lugar de mi casa donde reposa es muy bello, pues solo la belleza en un acto de misticismo estético puede rodearlo. Recuerdo a menudo el libro de «El perfume», que me evoca momentos mágicos y pasionales. Toda esta increíble experiencia ha sido en la perfumería –laboratorio AquaFlor en la calle Argensola, que no pueden dejar de visitar como un auténtico museo. Estoy segura de que pasarán un momento único perdidos en sus aromas y belleza.

Es difícil definir el origen del perfume en el tiempo, pero estamos seguros de que nació en Oriente. Se usaba en rituales religiosos, quemaban maderas y sustancias olorosas y a través del humo que volaba hasta el cielo los hombres intentaban comunicarse con los dioses. También se atribuía a los olores agradables la facultad de aliviar enfermedades, incluso su propagación. En la época de los faraones las clases privilegiadas y los guerreros untaban sus cuerpos de aceites perfumados. Hay una historia muy bonita y romántica en la que Cleopatra va al encuentro en Alejandría de su amor Marco Antonio surcando el mar con sus naves y las velas abiertas al viento, perfumadas con su aroma favorito para que al ir acercándose a la costa su amante sintiese la proximidad de su olor deseándola.

El mayor avance en perfumería fue el descubrimiento de la destilación por los árabes. Ellos inventaron el Alambique que todavía hoy se usa. Estaban de moda la mirra, aloe, nardo, cedro del Líbano, benjuí y la flor de naranjo. Más tarde los persas crearon el agua de rosas.

En Europa, principalmente porque la Iglesia Católica sospechaba que era de uso inútil, tardó en introducirse, quedando en manos de los árabes. Fundamentalmente esta industria se ubicaba en Florencia y Venecia, hasta el siglo XVIII fueron los fabricantes de perfumes para toda Europa.

Los perfumes en mi opinión alegran nuestra vida y nos hacen soñar. Siempre están presentes los aromas de nuestra vida a través del tiempo. Evocan elegancia, seducción, placer y poder de escapatoria mental. A un momento quizá remoto, y, por encima de todo, nuestros aromas de infancia, de hogar, de nuestros padres. Al menos yo los tengo muy presentes.