Entrevista

Mónica Naranjo: “Lo que vive ahora el colectivo LGBT+ hace 25 años era impensable”

Lanza ‘Mimétika’, su nuevo álbum producto de dos años de trabajo y con el que innova a través de tecnología 8D

Presentación del nuevo disco y la gira de Monica Naranjo.
Presentación del nuevo disco y la gira de Monica Naranjo.Jesus G. FeriaLa razon

Con 48 años recién cumplidos, asegura que “la edad es tan solo un número”. Mónica Naranjo basa su día a día en “vivir la vida, agradecer cada año que pasa porque es un regalo. Hay mucha gente que se lamenta al cumplir, pero es una cuestión psicológica. Si mantienes una mente positiva y un estado vital armónico no caes”. La artista regala a LA RAZÓN esta energía y optimismo mientras presenta ‘Mimétika’, su nuevo álbum, producto de dos años de trabajo y que lo define como su proyecto más arriesgado. Rock electrónico, una poderosa instrumentalización y un innovador sonido 8D son los platos fuertes que van de la mano de este viaje musical.

Lanza ‘Mimétika’, ¿con qué se mimetiza?

Con todo lo que he sido desde que nací, con esas Mónicas que han crecido cada década y con las que quedan. Es una cuestión de pasado, presente y futuro. Lo atractivo de la vida es que nunca somos los mismos, dentro de diez años seremos otras personas. Las décadas marcan más que los lustros.

¿De qué nos habla en el álbum?

Es muy diverso. Hemos hecho mucho hincapié en la producción y la programación. Hemos querido hacer un disco completamente evolutivo, electrónico. Son diez cortes y un mundo de emociones. Luego, Samsung nos ha dado la oportunidad de hacer una mezcla con 8D, que es un lujo.

¿En qué consiste?

Es como estar en el centro de un planeta y que todos los astros giren a tu alrededor. Escuchas incluso instrumentos que no escucharías en una mezcla normal. Es como adentrarte en la cabeza de alguien, como un salto cuántico.

Incluye una canción con Enrique Bunbury, poco después de la triste noticia de su retirada.

En la vida uno sabe cuál es su momento. A mí me pasó hace unos años, no tenía energía para más, fui honesta y lo dejé, había demasiado ruido. Y, ahora, aquí estoy.

¿Cómo fue trabajar con él?

Enrique es un tío súper positivo, bondadoso y honesto. Lo que ha pasado es lo que siempre hemos comentado él y yo, que cuando no hay energía para compartir hay que apearse del tren. No hay que victimizar ni dramatizar. Esto nos puede pasar a cualquiera en el trabajo. La gente no sabe lo valiente y juicioso que hay que ser para poner un freno en las ruedas, hay que tener mucho valor y sinceridad con el público, porque al fin y al cabo Enrique es su público, vive, muere y mata por él.

En esa canción, ‘¡Ey!’, dice que “el poder está en la libertad”, ¿qué reivindica?

Todos tenemos esa libertad, lo que hace que no demos paso al miedo. Cuando tienes tanto miedo en la vida, lo que haces es crear lastres que ralentizan las cosas bonitas que te puedan ocurrir. El fracaso está cuando no lo encaras, pero una persona que da el paso ya es un ganador.

¿Cuál ha sido la mayor reivindicación artística de su carrera?

Nunca he tenido un hilo conductor, porque cada trabajo ha sido un momento vital diferente. Pero quizá lo que más me ha marcado a nivel personal y profesional sea ‘Minage’, fue un antes y un después en muchos sentidos.

Se acerca el mes del orgullo LGBTQ+ y, como icono de la comunidad, ¿qué situación cree que vive el colectivo?

Una espectacular. Lo que vivimos ahora en la comunidad hace 25 años era impensable. Las personas se escondían, no vivían el amor con libertad, no podían moverse. Hoy, afortunadamente, eso está completamente instaurado en la sociedad. Claro que faltan cosas, pero también en la vida heterosexual. Siempre necesitamos luchar, en la vida hay que quitarse los tabúes y normalizarlo todo.