Crónica
La crónica de Lomana: París siempre es una buena idea... y Sevilla, ni te cuento
"Me espera la boda del año: Cayetano Martínez de Irujo y su encantadora mujer, Bárbara Mirjan, celebran su amor rodeados de historia, arte y buen gusto"
Esta semana comenzó como un sueño: «París, mon amour». La ciudad de la luz, del amor y de los croissants que engordan pero que una no puede evitar. Asistí al Le Défilé, de L’Oréal, en pleno corazón de la capital, rodeada de belleza, glamour y personalidades de todos los rincones del planeta. Allí, estaban Eva Longoria, Kendall Jenner, Helen Mirren con su porte imperial, y hasta nuestra Aitana, que brillaba como una estrella pop en pleno Sena. ¡Qué maravilla ver a mujeres tan distintas y tan poderosas compartiendo pasarela! París, aunque algo deslucida en los últimos años —con sus huelgas, sus grafitis y ese aire de «je m’en fiche» que se respira en algunos barrios— sigue teniendo ese «je ne sais quoi» que la hace irresistible. ¿Sabían que hay una estatua de la Libertad en la Île aux Cygnes? Más pequeña, claro, pero igual de simbólica. París siempre sorprende, como ese amante que, aunque te decepcione, nunca deja de seducirte.
Pero no todo ha sido alta costura y champán. En el otro extremo del Mediterráneo, una flotilla ha decidido embarcarse hacia Gaza con más ideología que sentido común.
Lo curioso -y aquí me permito un guiño irónico- es que ondeaban la estelada como si fueran embajadores de una república inexistente, pero al primer contratiempo, ¡ay!, apelan a su nacionalidad española para pedir ayuda al Estado. Qué cosas tiene la coherencia cuando se mezcla con el oleaje. Y hablando de banderas, nuestro presidente Pedro ha decidido enfrentarse no al gobierno israelí, sino al Estado de Israel. Una distinción que no es menor y que, diplomáticamente, puede tener profundas consecuencias ¿Nos representa o nos complica? Eso ya lo decidirán los expertos, aunque yo, desde mi palco de observadora privilegiada, no puedo evitar pensar que jugar con los símbolos es como jugar con fuego: irresponsable y peligroso. Y entre tanto activismo flotante, no podía faltar Greta Thunberg, que sigue dando la tabarra desde cualquier puerto disponible. Siempre con el ceño fruncido y el dedo levantado, como si el mundo fuera su clase de primaria y todos nosotros unos alumnos desobedientes. Qué agotador resulta a veces tanto sermón ecológico sin matices.
Además, me intriga profundamente cómo esta gente tiene la capacidad de pasarse semanas —¡incluso meses!— navegando por el Mediterráneo como si fueran marineros de vocación. ¿Es que no trabajan? ¿No tienen responsabilidades, reuniones, «deadlines»? A veces pienso que el activismo es el nuevo lujo: tiempo libre, visibilidad y una causa que le da sentido a tu existencia.
Ahora, mientras escribo estas líneas entre maletas y vestidos, me preparo para volar a Sevilla. Allí me espera la boda del año: Cayetano Martínez de Irujo y su encantadora mujer, Bárbara Mirjan, celebran su amor rodeados de historia, arte y buen gusto. Será un reencuentro con grandes amigos, risas, sevillanas y alguna que otra confidencia bajo los naranjos. Terminar la semana en Sevilla después de empezarla en París es agotador, sí, pero también profundamente enriquecedor. Toda una trotamundos con tacones y pasaporte en mano. Porque al final, como decía Audrey Hepburn, «París siempre es una buena idea»… y Sevilla, ni te cuento. Nunca decepciona. Aprovecho para desearles, como siempre, un feliz fin de semana.