
Empoderamiento
Demi Moore reivindica la madurez: "Quien piense que envejecer es vivir menos está tristemente equivocado"
A sus 63 años, la actriz deslumbra en "The Stephen Colbert Show" con un alegato luminoso sobre el paso del tiempo, la libertad conquistada y la plenitud de una vida que se sigue expandiendo

La actriz, que acaba de celebrar su 63 cumpleaños, acudió al "The Stephen Colbert Show" para hablar de nuevos proyectos… y terminó ofreciendo una de las reflexiones más lúcidas y necesarias sobre el envejecimiento, un tema que aún sigue envuelto en prejuicios, sobre todo cuando se trata de mujeres.
"Me siento en un momento maravilloso de mi vida", dijo Moore, con esa mezcla de aplomo y calidez que solo concede la experiencia. "Quien piense que envejecer significa vivir menos está tristemente equivocado". Un mensaje directo, sin florituras, que desmonta el imaginario que ha perseguido a generaciones enteras y que reduce la edad a una cuenta atrás, en lugar de verla como un territorio de expansión personal.
Conquistar la madurez
No es una declaración aislada. Moore lleva años articulando un discurso en el que reivindica la madurez como una conquista. Durante la entrevista con Colbert, profundizó en ese viaje interior que, confiesa, ha sido largo y no siempre fácil. “Claro que hay cosas que me gustaría que fueran diferentes”, admitió, con una honestidad que desarma. "Pero cuando me miro veo la plenitud de lo que soy, no solo la imagen exterior".

Esa disociación entre apariencia y esencia -tensión perpetua en la vida de cualquier figura pública, especialmente en Hollywood- ha sido uno de los motores de su evolución personal. Moore reconoce que durante sus veintitantos y treintaitantos, su mirada hacia sí misma estaba teñida de exigencias implacables: "A menudo encontraba cosas de mí que no eran ‘suficientemente buenas’". Una cárcel silenciosa de expectativas que ahora mira desde la distancia.
Hoy, su relación con el paso del tiempo ha mutado en algo más ligero, amable y profundamente liberador. "Es una aceptación alegre", resume. Una frase que podría funcionar como manifiesto para una generación que empieza a permitirse habitar la madurez desde la celebración, y no desde la renuncia. Porque Moore no esquiva la realidad —-"Por supuesto que hay cosas que dices: ‘Ojalá no fuera así’"-, pero elige observarla en su totalidad: "Cuando miro el conjunto, me veo a mí misma y la plenitud de la mujer en la que me he convertido".
En una entrevista previa, ya había anticipado este renacer vital: "Ésta es la fase más emocionante de mi vida. Mis hijas son adultas, tengo una independencia y una autonomía que nunca había tenido. Puedo redefinir quién soy y adónde quiero ir". Es, quizá, la mayor lección que nos deja: la edad no es una frontera, sino una invitación a reescribir el relato propio.
✕
Accede a tu cuenta para comentar


