Bienestar

Demi Moore confiesa por qué dejó el gimnasio “No podía seguir luchando contra mi cuerpo”

La actriz explica cómo pasó de las rutinas extremas a un ejercicio más equilibrado y centrado en su bienestar emocional

Demi Moore en un evento reciente, sonriendo con gesto natural y luciendo un vestido dorado
Demi Moore confiesa por qué dejó el gimnasio “No podía seguir luchando contra mi cuerpo”Shutterstock

En este momento vital, Demi Moore (62 años) ha encontrado una manera de cuidarse que poco tiene que ver con las rutinas extremas que marcaron sus primeros años en Hollywood. La actriz, que siempre ha destacado por su disciplina y por mantenerse en forma, reconoce que durante un largo periodo mantuvo una relación demasiado rígida con el ejercicio y con la idea de esforzarse más de lo necesario. Ahora prefiere una forma de entrenar centrada en el bienestar emocional y apoyada en rutinas menos intensas, lejos de la exigencia que marcó otros momentos de su vida.

Una decisión que nació del cansancio emocional

Moore ha contado en varias ocasiones que, durante los 90, llegó a vivir el ejercicio con una intensidad que no le hacía bien. Entrenaba sin descanso, incluso tras ser madre, y sentía que parar era fallar. En su libro 'Inside Out. Mi Historia' lo resumió con claridad. “Había llegado a un punto en el que no podía parar de hacer ejercicio. Sentía pánico”. No se refería a una cuestión de imagen, sino al agotamiento que le provocaba exigirse siempre un poco más.

Demi Moore atraviesa una etapa con una forma más equilibrada de cuidarse.
Demi Moore atraviesa una etapa con una forma más equilibrada de cuidarse.@demimoore

Esa sensación estalló después de rodar 'La teniente O’Neil'. La preparación para el papel fue extrema y, al terminar, notó que la disciplina había dejado de aportar. En lugar de subir el nivel, decidió frenar. Lo recuerda casi con humor. “Nunca volví a entrar en el gimnasio que tenía en casa. La habitación que ocupaba es ahora mi oficina”. Ese gesto simbolizó un punto de inflexión en su relación con el ejercicio. Moore no renunció a moverse, pero sí al enfoque que lo convertía en un castigo.

En aquel punto asumió algo que llevaba tiempo evitando. “No podía seguir luchando contra mi cuerpo y mi peso; tenía que hacer las paces”. No hablaba de talla, sino de la necesidad de soltar parte de la autoexigencia que había marcado otras etapas.

Un nuevo enfoque para moverse sin presión

Tras abandonar el gimnasio comenzó a explorar prácticas que no tuvieran un componente obsesivo. Pilates, yoga, estiramientos y sesiones en casa con un ritmo más sereno. Nada orientado a transformar su figura, sino a moverse sin presión. También mencionó que, durante una etapa, necesitó alejarse de cualquier estructura rígida. En ese tiempo llegó a decir que solo podía “hacer ejercicio en mi mente”, una expresión con la que describía la distancia que necesitaba tomar del entrenamiento para romper la rigidez acumulada.

Moore incorpora ahora el ejercicio de una forma más natural y sin exigencias.
Moore incorpora ahora el ejercicio de una forma más natural y sin exigencias.@demimoore

Moore sigue siendo disciplinada, pero ahora el movimiento forma parte de su equilibrio, no de una medida de control. Prefiere escucharse y elegir ejercicios que encajen con su bienestar diario.

Una relación diferente con el cuerpo

El cambio no fue solo físico. También empezó a revisar la manera en la que se valoraba a sí misma y lo expresó en su discurso en los Globos de Oro, donde recordó una frase que la acompañó durante este proceso. “En esos momentos, cuando no creemos que somos lo suficientemente inteligentes, guapas, delgadas o exitosas, una mujer me dijo: ‘Nunca serás suficiente, pero puedes saber cuánto vales si dejas de lado la vara de medir’”. Moore no busca ajustarse a un ideal, sino encontrar un equilibrio más amable. Habla de una especie de sobriedad emocional que le permite poner límites y cuidarse sin depender del esfuerzo extremo, una perspectiva con la que muchas mujeres de su generación se sienten identificadas.