Nervios a flor de piel
El enfado de Carmen Borrego con su marido por comprarle lencería “de mierda”
Según Belén Esteban, tenía muy claro qué quería recibir como regalo y no era ese conjunto de ropa interior que tanto le horrorizó
Carmen Borrego está en el ojo del huracán y no puede más. Se encuentra al límite de sus fuerzas y es que más allá de su papel público, sufre por no desempeñar aquel que tanto disfrutaba como madre. Su distancia con su hijo, José María Almoguera, se agrava hasta el punto de serle imposible contener las lágrimas en pleno directo. Madre e hijo no se miran cuando se cruzan por los pasillos de Mediaset y ella ya ha dicho por qué no quiere dar el primer paso para romper esa distancia que cada vez se hace más insalvable. Pero, en medio de estos líos familiares que afectan a su faceta profesional, llegan otros problemas para la hija pequeña de María Teresa Campos. Y es que a todo esto se le suma la incapacidad de su marido de encontrar el regalo perfecto, pese a que se lo ha servido en bandeja.
Quizá no sea tanto el regalo en sí, pero Carmen Borrego tiene los nervios a flor de piel y, según su amiga Belén Esteban, ha terminado haciéndoselo pagar a su marido. Y es que, tal y como destaca la colaboradora, a su amiga no le gustó nada lo que le había comprado José Carlos Bernal, teniendo que ir a descambiarlo de muy mala gana: “No quiero esta mierda que me ha comprado”, llegó a decir cuando se presentó en el mostrador de la tienda de lencería con la firme intención de cambiar ese conjunto de ropa interior que le horrorizaba. Pero lo peor es que ella ya sabía de antemano qué le iban a regalar, pues incluso tuvo el detalle de facilitarle las cosas a su esposo, dando instrucciones útiles a las dependientas para que no se equivocase en la talla, el color y el formato de su elección. Aun así, no tuvo demasiada suerte.
Tal y como ha destacado Belén Esteban, la hermana de Terelu Campos acudió al establecimiento a interesarse por los conjuntos de ropa interior que tanto le gustan. Avisó a las trabajadoras del local que su marido se pasaría por ahí en los próximos días, dejándole pistas para que supiese acertar con su regalo. Pese a todo, José Carlos no se sintió atraído por esos modelitos que su mujer le había preparado con tanto mimo y cuyo precio oscilaba entre los 150 y los 500 euros. Le parecerían caros para tan poca tela, porque finalmente optó por un conjunto lencero más económico, pero también más acorde con sus gustos personales. No tuvo en cuenta los de su mujer, que estalló nada más desenvolver el regalo y ver, para su sorpresa, que no era lo que estaba esperando. Es más, lo que descubrió le pareció “una mierda”, como así ha querido subrayar la de San Blas.
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