Eugenia Martínez de Irujo, nostálgica: "Recordando a mis padres"
La duquesa de Montoro rinde un pequeño homenaje a Cayetana Fitz-James Stuart y Luis Martínez de Irujo con unas bonitas imágenes en blanco y negro y otras en sepia

Estos días de otoño se prestan a la nostalgia. El descenso de las temperaturas, la caída de las hojas y una luz más tenue invitan a la introspección y evocan recuerdos pasados. Eugenia Martínez de Irujo simboliza este estado de ánimo en sus redes sociales con un carrusel de fotografías recordando a sus padres, Cayetana Fitz-James Stuart y Luis Martínez de Irujo. "Recordando a mis padres con la música del compositor preferido de mi padre…", ha escrito.
La duquesa de Alba conoció al amor de su vida en 1946, cuando acudió a un hospital a visitar a Rafael Solís-Beaumont y Atienza, marqués de Valencina y amigo del que sería su marido. En aquella época, Luis Martínez de Irujo, hijo de los duques de Sotomayor, era estudiante de ingeniería industrial.
Entre Madrid, Zarautz y San Sebastián, se fue consolidando su amor y el 12 de octubre de 1947 contrajeron matrimonio en el altar mayor de la catedral de Sevilla. Fue la boda más cara del mundo. Cayetana, que tenía 21 años, lucía un vestido de color marfil y encaje de Bruselas diseñado por Flora Villarreal inspirándose en una silueta de Dior. Coronó su estilismo con la tiara de la emperatriz Eugenia de Montijo.

Del matrimonio nacieron seis hijos: Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia. Luis Martínez de Irujo murió en 1972 en Houston, donde se había trasladado para tratar un cáncer en la clínica Anderson. Fue un viaje sin retorno que convirtió a Cayetana en viuda a los 46 años.
Una historia de amor irrepetible
La duquesa volvió a casarse dos veces más. En 1978, con Jesús Aguirre, seis años después de enviudar de Martínez de Irujo, y en 2011, tres años antes de fallecer, con Alfonso Díez.
Nunca olvidó su primera boda, tal y como recogió en sus memorias: "Nos casamos ese mismo año, el 12 de octubre, un día tan importante como la Hispanidad, y una fecha fantástica para Sevilla. Porque logré casarme en Sevilla, cumpliendo otro de mis sueños, lo que me costó un trabajo considerable. Esos meses, desde el anuncio del compromiso hasta el día de la boda, viví esa felicidad de todas las novias, con mucha ilusión. Lo que sucedía a mi alrededor me afectaba poco, tal era la burbuja en la que estaba inmersa junto a Luis, embarcada también en una preparación meticulosa y muy detallada, como exigía la costumbre de mi padre. Para él, el día de la boda de su única hija, la futura duquesa de Alba, tenía que ser memorable y, por supuesto, lo logró".
Hoy ha sido su hija Eugenia quien ha querido rendirle su pequeño homenaje en Instagram.