Conflicto

Javier Rigau: «La Justicia italiana me ha dado parte de la herencia de Gina»

Hablamos con el empresario catalán, que nos avanza que ha habido cambios en el reparto del patrimonio de la actriz

LA ACTRIZ GINA LOLLOBRGIDA Y SU NOVIO JAVIER RIGAU
LA ACTRIZ GINA LOLLOBRGIDA Y SU NOVIO JAVIER RIGAUgtresonline© KORPA

Javier Rigau, el anónimo de la prensa rosa catalana, y viudo de Gina, dejará pronto ese registro anónimo para muchos, cuando publique el libro que está escribiendo, sobre «la gran verdad de la actriz», como un homenaje póstumo de admiración, a la que fue su esposa. Así nos lo cuenta a LA RAZÓN, en la presentación de las memorias de una de sus mejores amigas, la diseñadora Ághata Ruiz de la Prada, en Marbella. El catalán aduce a nuestro medio que «me llevan pidiendo hace ya años escribir un libro sobre Gina. Y ahora es cuando creo que ha llegado el momento. Ella no se merecía el final que tuvo. Voy a revindicar siempre que la recuerden en su más de 60 películas, con estrellas de la talla de Frank Sinatra, Humphrey Bogart, Marcello Mastroianni y otros grandes del cine, y que se olviden de todo lo que ha pasado respecto a ella en contra de su familia. Ya lo he dicho mil veces, porque ella fue incapacitada judicialmente, y no ha sido responsable de lo que ha hecho. Ella ha sido una víctima de la persuasión que se puede hacer de la mente».

Javier Rigau también nos adelanta la noticia de «un cambio importante que me ha dado la Justicia italiana en cuanto a la herencia de Gina, que sí ha considerado que me corresponde una parte. Cuando su hijo Milko y su nieto Dimitri me llamaron, viajé hasta Roma y estuve con ella hasta que falleció. Fue muy triste, días muy duros, así que ahora he decidido, voluntariamente, que esa parte que me va a corresponder a mí de su legado, vaya destinado a su hijo Milko, con el que me llevo de maravilla».

El oscuro asistente de Gina

El catalán sigue insistiendo en lo mal que se trató a los familiares directos de la actriz. «Ni yo, ni su hijo, ni su nieto pudimos entrar en casa de Gina Lollobrigida, con cinco perros que pusieron en la puerta. La dejaron sola en el hospital. Estos últimos años han sido muy tristes. Estaba manipulada, aislada y secuestrada emocionalmente por personas malvadas que sólo querían aprovecharse ella. Ese personaje oscuro que era su secretario lo urdió todo. Menos mal que ahora se va a hacer justicia», cuenta esperanzado a quien esto escribe. El catalán sigue cargando contra el asistente personal de la que fue su mujer, explicando que «lo que ha pasado en casa de Gina, pasa en tantos hogares... Hay muchas personas que están machacadas mentalmente por gente que la pone en contra de la familia con el único objetivo de depredarlas».

Gina Lollobrigida y Javier Rigau, en 2006 en la gala de la Cruz Roja en Mónaco
Gina Lollobrigida y Javier Rigau, en 2006 en la gala de la Cruz Roja en Mónacolarazon

El viudo de Gina Lollobrigida señala que la artista italiana «fue la mujer de mi vida. Así que voy a seguir insistiendo en que su nombre quede muy alto. Y ahora que las vías judiciales me son propicias, quiero que se le haga justicia a Milko, que es la persona más buena del mundo, y lo que han vivido tanto él como como el nieto de Gina no se lo merecen».

Un libro lleno de respeto

El libro de Javier Rigau seguro que va a dar sorpresas. La historia de Gina Lollobrigida y un apuesto joven, 34 años menor que ella, protagonizando la portada de una de las revistas más conocidas de nuestro país allá por el 2006, ya fue un bombazo. Esa noticia rompió todos los esquemas del papel couché, muchos se quedaron en shock al conocer que Javier Rigau era novio de la actriz y que llevaban juntos, y en secreto, la friolera de veintidós años. Ya lo de la boda superó a otros tantos, hasta el punto de que alguna comentarista de la televisión esgrimió el comentario: «¡Uy! Al ver las fotos en la revista, pensaba que nos estaba presentando a su nieto». Ambos habían mantenido la relación «en secreto» y se sabía de él que era «un empresario español, catalán», que llevaban «cinco años viviendo juntos» y que el principio de la relación «fue pasión y, después, se enamoró». Por aquel entonces, Javier Rigau nunca pensó que, una vez fallecida su esposa, tendría que iniciar una campaña mediática y literaria de apoyo a Gina, para defender el honor y la historia de la que fue una de las grandes del cine italiano e internacional.