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Sinceridad

Joana Sanz rompe su silencio con una emotiva carta tras las críticas por apoyar a Dani Alves

La modelo revela las heridas de su infancia que marcan su presente

Dani Alves y Joana Sanz Instagram

Joana Sanz ha decidido mover ficha. La modelo canaria, conocida por su carácter reservado, ha sorprendido con una carta abierta en su perfil de Instagram en la que se enfrenta de frente a quienes la critican por haber perdonado a su esposo, el futbolista Dani Alves, tras su reciente absolución en el mediático caso de agresión sexual que lo mantuvo entre rejas durante meses.

Fue una noticia que dividió opiniones: mientras algunos celebraban el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña como una reivindicación de la presunción de inocencia, otros dirigieron sus dardos hacia Sanz, acusándola de complicidad o debilidad por mantenerse al lado de su marido. Ella, lejos de optar por el silencio estratégico al que tantas veces recurren las figuras públicas, eligió la honestidad descarnada.

Dolor en silencio

En su carta, Joana no solo responde: se desnuda emocionalmente. Habla de una infancia atravesada por el abandono, por una madre con esquizofrenia que desaparecía durante días, por el desarraigo, por la sensación constante de no pertenecer. "Esa niña solitaria que lloraba en silencio para no molestar a su abuela", escribe, revelando las capas más profundas de una personalidad forjada en la soledad y el autosacrificio.

Confiesa que durante años buscó refugio en el éxito individual, en demostrar que podía sola. Una armadura que, con los años, se convirtió en carga. "He vivido marcada por un individualismo en todas las etapas de mi vida, sintiéndome poderosa por poder yo sola y vacía por hacerlo sola", reconoce. Y es desde esa grieta que explica su decisión de perdonar. No como una rendición, sino como una forma de sanar.

En sus palabras no hay victimismo, sino reflexión. Habla del perdón como un acto de reconstrucción, no como una concesión al otro. "Muchos me señalan por perdonar cuando me han fallado, pero lo que no saben es que en realidad me perdono a mí misma". Con ese gesto, Joana Sanz redefine su narrativa: deja de ser la esposa que se queda para convertirse en la mujer que elige reconstruir desde el amor -aunque sea el más cuestionado.

Y mientras las redes se dividen entre admiración y crítica, ella sentencia: "Aquí llegó mi recompensa". Una frase que, lejos de sonar a triunfo fácil, sabe a lección aprendida, a cicatriz cerrada. Porque, a veces, el verdadero lujo no está en una portada, sino en el coraje de mirarse al espejo y decir: "Pese a todo, sigo aquí".