Petición

Kiko Rivera impone un pacto de silencio con su gente para que no hablen de su ruptura matrimonial

La pareja, después de 11 años de relación, ha tomado caminos separados

Kiko Rivera e Irene Rosales: así ha sido su reaparición ante las cámaras
Kiko Rivera e Irene RosalesEuropa Press

No quiere filtraciones, por eso, Kiko Rivera ha impuesto un pacto de silencio con su gente para que no hablen sobre su separación matrimonial. Quizá teme que expliquen más de la cuenta, que desvelen lo que él no quiere revelar. Pero nosotros hemos contactado con una persona muy cercana al DJ quien corrobora lo anterior: "nos ha pedido a todos sus amigos que no comentemos nada a los periodistas sobre su separación. Incluso Fran, su representante, cumple esta especie de pacto de silencio. Por eso, prefiero no hablar del tema. Espero que me comprendas…"

Dicen, por otra parte, que el hijo de Isabel Pantoja, aunque intenta demostrar lo contrario y alegrarse por su nueva vida, en el fondo estaría dispuesto a reconciliarse con Irene. Pero esta ya no perdona lo que antes personaba. Ni por las dos hijas del matrimonio haría ese esfuerzo superior.

Kiko Rivera e Irene Rosales en una imagen de archivo
Kiko Rivera e Irene Rosales en una imagen de archivo Gtres

Una de sus amigas, compañera de gimnasio, desvela a nuestro periódico que "Irene, en cierto modo, se ha quitado un peso de encima, ese hombre es muy difícil de llevar y ella ha aguantado lo indecible. En su matrimonio había más amarguras y llantos que alegrías. Cuando murieron sus padres se vino abajo y no encontró en su marido el apoyo que necesitaba. Esa es la pura realidad. Y tal y como se ha publicado la relación llevaba prácticamente rota desde hace tiempo…"

Aún así, la pareja intenta llevarse bien para que sus dos hijas no sufran por esta ruptura. Las niñas disfrutan por igual de sufran madre y de su padre, y cuando se juntan los cuatro aparentar ser una familia feliz. Según parece, Kiko podría haberse comprado un chalet con piscina en la localidad de Mairena del Aljarafe, a apenas seis kilómetros de distancia de Castilleja de la Cuesta, donde vivía con Irene. La cifra desembolsada que se maneja es cercana a los quinientos mil euros.