Entendimiento

Shakira y Piqué: el deshielo inesperado de la expareja más mediática

La cantante sorprende con elogios, conversaciones directas y una versión más luminosa de una ruptura que marcó un antes y un después

Shakira y Gerard Piqué
Shakira y Gerard PiquéGtres

Durante años, la historia de la separación entre Shakira y Piqué fue el equivalente emocional a un volcán activo: siempre humeante, siempre a punto de entrar en erupción. Desde aquel 4 de julio de 2022, cuando ambos confirmaron su separación, la narrativa se llenó de reproches convertidos en hits planetarios -del "Me dejaste de vecina a la suegra" a salidas directas a Hacienda- y de un silencio tenso que solo se rompía con intermediarios, versiones cruzadas y titulares afilados.

Pero dos años después, algo ha cambiado. Y esta vez la sorpresa no llega en forma de canción viral, sino de reconciliación -o algo parecido- envuelta en madurez y una pizca de humor.

Mensajes por WhatsApp

Según publica "Vanitatis", Shakira y Gerard Piqué ya no dependen tanto de Tonino, el hermano de la cantante, ni de mensajeros improvisados para comunicarse. Ahora hablan directamente, casi siempre por WhatsApp, y -dato que parecía imposible hace unos meses- "lo pueden hacer sin discutir". El tono es estrictamente logístico, centrado por completo en sus hijos, Milan y Sasha, quienes se han convertido en el epicentro desde el que reorganizan su nueva normalidad. La reciente venta de la casa que compartieron en Barcelona, adquirida por Yamine Lamal, ha servido además para borrar los últimos rastros materiales de su vida en común.

Shakira y Gerard Piqué junto a sus hijos, Milan y Sasha
Shakira y Gerard Piqué junto a sus hijos, Milan y SashaInstagram

El deshielo se hizo evidente cuando Shakira, en una entrevista para el programa argentino "Por el mundo", dejó escapar un comentario que pilló a todos fuera de juego. Después de bromear diciendo que sus hijos no habían heredado "nada del papá" en clave artística, terminó dándole a Piqué un elogio que se sintió casi histórico. "También el padre es muy disciplinado", afirmó. Un reconocimiento que, viniendo de quien transformó su dolor en himnos de catarsis global, suena más a capítulo nuevo que a simple cordialidad.

La artista habló además del universo íntimo que comparte con sus hijos: ella en pijama, desmaquillada, sin focos, siendo simplemente "la mami del sofá". Contólos musicales y disciplinados que son, las habilidades de Milan con los instrumentos y la dulzura vocal de Sasha, quien debutó como protagonista en "Charlie y la fábrica de chocolate". Entre líneas, Shakira fue dibujando un retrato de estabilidad, de hogar reconstruido, de una maternidad que se volvió refugio mientras todo alrededor ardía.

No eludió el dolor: "Pasar de la rabia, la frustración, la tristeza… y transformarlo en arte me ayudó a sanar", confesó. Sus canciones se convirtieron en terapia pública, en espejo para miles de personas que atravesaron rupturas en paralelo. Pero la colombiana insistió también en algo más íntimo: la red de afectos que la sostuvo. "Descubrí a mis verdaderos amigos, dentro y fuera de la música", dijo con un agradecimiento que parecía venir desde una herida cerrada, no desde una todavía en carne viva.

Y entre reflexiones, dejó caer una frase que solo una Shakira renovada podía pronunciar: "Es quizás la historia de amor más larga que he tenido". Una broma, sí, pero también una señal. La vida sigue. Y, por primera vez en mucho tiempo, parece que sigue en paz.

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