Estilo
Tana Rivera, una musa en LA RAZÓN
Con su elegancia habitual, acaparó todas las miradas al entregar un premio a Inés Domecq, la mujer de su primo Javier Martínez de Irujo
Cayetana Rivera posee esa elegancia natural que no se aprende y que, con toda probabilidad, se hereda. No depende únicamente de su forma de vestir ni de sus gestos medidos, tan propios de su linaje, sino de una presencia serena que la acompaña donde va. Este jueves volvió a demostrarlo en la fiesta de Navidad de LA RAZÓN, un encuentro que reunió a numerosas personalidades del ámbito cultural y social para celebrar talento, creatividad y trayectoria. Una de las premiadas fue la diseñadora Inés Domecq, a quien la propia Cayetana, con la confianza que da ser familia y amiga íntima, entregó el galardón. Domecq está casada con Javier Martínez de Irujo y Hohenlohe-Langenburg, hijo de Alfonso Martínez de Irujo, tío de Cayetana, y la relación entre ellas es estrecha desde hace años.
Para la ocasión, la nieta de la duquesa de Alba optó por un guiño directo a la diseñadora luciendo un modelo de IQ Collection. Se trataba de un vestido bicolor perteneciente a la colección creada en colaboración con la película «Wicked», una pieza bautizada como «Embrujo en blanco y negro» que reivindica la intensidad, el intelecto y la disidencia visual de uno de los personajes de la cinta. Cualidades que, en cierto modo, dialogan con la imagen pública de Cayetana, convertida en un referente de estilo casi sin proponérselo. Su presencia ha ido adquiriendo peso en los últimos años, siempre desde una discreción que parece calculada aunque solo responda a su forma de ser, y que encaja con esa tendencia a valorar lo auténtico por encima del exceso.
«Unas veces gusto y otras no, pero no es algo en lo que piense cuando me visto. Lo importante es verme bien y sentirme cómoda con lo que llevo», explicaba a este diario, y añadía: «Mi madre (Eugenia Martínez de Irujo) arriesga más que yo, aunque últimamente estoy cambiando un poco mi estilo. Le pido consejo muchas veces, pero luego me pongo lo que quiero. Ella combina muy bien; yo soy más clásica, así que intento salir de mi zona de confort». Declaración que resume su enfoque: naturalidad con un toque de evolución, sostenida por la seguridad de quien no necesita demostrar nada.
Quizá ahí reside su magnetismo, en saber destacar sin buscarlo y en mantenerse al margen del ruido incluso habiendo nacido en su centro. Tal vez por ellos toda la saga Alba la adora. Cayetana rehúye photocalls y privilegios fáciles: «Esto no es lo mío. Yo trabajo en organización de eventos y es lo que me gusta. Además, el año que viene me vienen cosas maravillosas a nivel profesional». La discreción, en su caso, no es un gesto aislado, sino una forma de estar en el mundo. Y aun así, consigue acaparar todas las miradas.