El espejo del alma
Todos los retoques de Genoveva Casanova: unos saltan a la vista y otros no
Genoveva Casanova pasa también una y otra vez por quirófano para decir «stop» al tiempo
Genoveva Casanova aunque da una primera impresión anodina o insípida, en el fondo, nada más lejos de la realidad. Es un volcán, pocas veces extinto. Fue una estudiante mexicana en Sevilla, y se fue abriendo paso a codazos de algodón en la jet nacional gracias a su fugaz matrimonio con Cayetano Martínez de Irujo. Si bien sus antepasados son un cóctel bien avenido de glamour, arte, anarquismo, astucia y discreción, ella ha sabido siempre capear todo infortunio que la vida le ha presentado con la suficiente destreza como para salir reforzada -y más refulgente que nunca- de toda adversidad, como ave fénix en constante reactualización.
Pero los años van cayendo; la vida pasa factura, el declive físico es naturalmente inevitable e incluso la amiga de aristócratas, ministros, toreros de élite y hasta monarcas también va necesitando rearmarse contra el envejecimiento. Firme partidaria de todo tratamiento estético, tras su infortunado episodio físico (sufrió un infarto pulmonar), no ha dudado en someterse a una operación de aumento de pecho, que más que hacer crecer el volumen, aumentó su turgencia. Ni sus allegados habrían sido capaces de percatarse de la intervención, a no ser por la fatal ruptura del relleno de un pecho, inmediatamente intervenido. Genoveva, aunque no es alta, es ya de por sí naturalmente graciosa y bien proporcionada y aprovecha para hacerse una liposucción de abdomen y relleno de glúteos, que le hace lucir una figura de ensueño, quimérica. Y la chica parece haberle cogido el gusto al asunto, porque ya puesta en faena, se embarcó en el proceloso y no exento de peligros océano de la reestructuración y rejuvenecimiento facial. Exitoso conejillo de indias del método Ultherapy, consigue un milagroso rejuvenecimiento facial gracias a la estimulación de la autoproducción de colágeno, y no dudado en compartir los resultados en las redes sociales con su pléyade de fans.
Genovevase convierte en una experta guerrillera del glamour. A cada aparición relámpago en todo sarao que se precie, toda boda aristocrática en mansión italiana de ensueño, todo glamuroso paseo por el retiro madrileño… sucede inexorablemente una desaparición envuelta en un perfumado halo místico, en la que se transforma en desvalida víctima, aumentando su magnético encanto que alcanza la categoría de mito. Es tendencia en moda; ya luciendo majestuoso y sofisticado (en su aparente sencillez) modelo para boda, como elevando al Olimpo de lo indispensable el vaporoso vestido boho con zapatillas carísimas convenientemente desgastadas al modo hippie-chic.
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