Sevilla

Las carnes de los Alba

El conde de Salvatierra
El conde de Salvatierralarazon

Los Alba se reinventan para sacar partido a los productos que les proporciona el campo para conservar un patrimonio difícil de mantener. Desde que Cayetana Fitz-James iniciara el reparto adelantado de su herencia y pasara a convertirse en usufructuaria de sus bienes, son sus hijos quienes se encargan de administrar un patrimonio al que resulta fundamental hacer sostenible y rentable. De ahí que, una vez enterrada el hacha de guerra con los jornaleros, sus hijos hayan dedicido explotar la agricultura y lanzar al mercado su propia marca de productos «gourmet»: Casa de Alba (www.casadealba.es). Delicias que, hasta ahora, eran consumidas sólo en familia.

La presentación de la nueva marca se realizó en los jardines del Palacio de Liria con Carlos y Cayetano Martínez de Irujo como maestros de ceremonia. No se habló del estado de salud de la Duquesa, ni mucho menos de Alfonso Díez. La prensa del corazón ni siquiera estaba convocada.

Liria no es un búnker

De ahí la traquilidad absoluta que transmitían los protagonistas, café y croissant en mano. Tanto, que el conde de Salvatierra nos invitó a los asistentes a sentirnos como en casa, «porque el palacio de Liria puede parecer un búnker, pero es enormemente normal», apuntó con anterioridad a que tomara la palabra el duque de Huéscar. Antes de desvelar el proyecto que tienen entre manos, quiso recordar a su padre, Luis Martínez de Irujo, «ya que fue el gran precursor de la parte agrícola de la Casa. Él creó las explotaciones agrícolas de Córdoba, Sevilla y Salamanca». Es Cayetano quien se encarga del campo familiar. «Como las cosas de palacio van despacio, y más aún en España», dijo entre risas, han tardado casi dos años en culminar esta aventura culinaria. Comienza con la edición limitada del aceite de oliva virgen extra Casa de Alba y carne de vacuno, y continuará, en un futuro, con las naranjas de la finca sevillana de Aljobar y con pasta elaborada a base del trigo de distintas tierras. «El campo es un potencial impresionante para llevar a cabo la reestructuración empresarial de la Casa. Lo recuperó mi padre y nuestra función es llevarlo al máximo rendimiento y valor. Queremos vender el valor añadido de la Casa», añade Carlos Martínez de Irujo. De momento, se ha hecho una producción limitada de 2.000 botellas de este oro líquido, ya a la venta (15,50 euros), cuya etiqueta posee un logo que refleja cómo somos: «Sencillos, elegantes, normales y humanos», insiste Cayetano. Es de variedad cien por cien picual y está elaborado con una selección de las aceitunas de los olivares centenarios de la finca Buenavista de Córdoba en la almazara Alcubilla 2000, situada en Castro del Río (Cordoba).

En cuanto a la explotación de carne de vacuno, los Alba poseen 1.200 reses de raza morucha cruzada con charolesa, una raza que Luis Martínez de Irujo trajo a España hace años. Se trata de animales fuertes que soportan sin problema las temperaturas frías de Salamanca y dan una carne sabrosa con infiltraciones especiales. Este verano ya viaja a Francia, con el asesoramiento del prestigioso carnicero galo Hugo Desnoyer, y en otoño comenzará a venderse en nuestro país.