La crónica de Amilibia
“Voy a perder la cabeza por tu amor...”
Se piden más cabezas y el PSOE clama «no levantamos cabeza» como si no fuera peligroso asomarla, y yo imagino a Margarita Robles cantando por los jardines de la Moncloa con El Puma: «Voy a perder la cabeza por tu amor/ como no despierte de una vez por todas de este falso sueño…». Los que piden tantas cabezas son unos optimistas desmadrados: creen firmemente que en España hay muchas. Gabriel Rufián dice de la ministra Robles: «Ha cogido una pala y no para de cavar». Insinúa, pragmático, que, además de cortar cabezas, conviene enterrarlas, y si el hoyo lo hace la señalada en la diana, ahorra sudores. Eso o que Margarita estaría mejor en Obras Públicas.
La ministra se está salvando, y no diré por los pelos, que esa sería Yolanda Díaz. Confiesa que dimitirá «el día que los ciudadanos me digan que soy un desastre como ministra de Defensa; entonces me lo plantearía». Ay, Margarita, que no conviene dar pistas. Cuenta con la confianza del presi, dice. Bien: entonces quizá sea sustituida en vez de destituida.
Por si acaso, convendría que acudiera a los consejos de ministros con armadura de guerra: casco, coraza, espaldar, gorguera, cota de malla y escudo. La vice segunda, la dama roja o blanca, depende del día, ha elegido carretera y manta: «Voy a recorrer el país para escuchar a los colectivos sociales, y tengo como gran reto levantar un proyecto para los próximos diez años».
O sea, que la Yoli se va de galas con las Tanxugueiras para cantar: «Soy mujer fuerte y libre/ no hay nadie que me lo niegue/ y si alguien lo intentara/ que mala fiebre le lleve». Conjuro de meiga. Ojo al parche, Pablo Iglesias. Avisado quedas.
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