Opinión
“Amnistía, Día internacional de la mujer y un Ábalos demasiado tranquilo...”
Aunque queden el senado y Europa, se aprobó la amnistía al gustó de Junts, en los días del caso Koldo (con un Ábalos sorprendentemente tranquilo) y de la mujer, que, por desgracia, hay que seguir celebrando…
Lunes
La mañana se levanta caliente con el foco del caso Koldo puesto en la presidenta del congreso, Francine Armengol; pero yo vuelvo a ver imágenes de niños desnutridos en Gaza con el corazón congelado. Ya sé, ya sé: el desalmado terrorismo de Hamás que aún sigue escondiéndose por los túneles y reteniendo a los rehenes lo desencadenó todo, pero ¿lo justifica todo? No puedo ver esto como si fuera una película. Nuestra inacción, el no ser capaces de proteger a tantos inocentes que nadie quiere y a nadie importan, nos pasará factura en la historia.
Martes
Ahí andan los socialistas acordando con Junts la ley de amnistía que se votará el jueves y asegurando que no se va a modificar nada de nada de nada de su texto… Pues es mentira. Sí se va a modificar. Lo sé hoy. Y se sabrá mañana. Pero antes de que me lo contaran, estaba segura de iba a pasar. Los socialistas en este momento de deriva por el repugnante caso Koldo, con mascarillas defectuosas y comisiones millonarias mientras la gente moría a chorros en la pandemia y, en el que ni ellos saben hasta dónde llega el agujero, en el que parece que la mierda salpica a tantos (cada hay más nombres socialistas –Ábalos, Armengol, Illa y hasta Zapatero–) no pueden permitirse no alcanzar ese acuerdo. ¿El fin justifica los medios? Pregunten a Sánchez, que debe de estar inquieto porque a Ábalos se le ve más tranquilo de lo que cupiera imaginar ¿por qué? ¿Qué información tiene que le protege?
Miércoles
Ceno con una amiga médico indignada por las declaraciones de Yolanda, que considera «una locura la hora de cierre de nuestros restaurantes». «¿Y los médicos y enfermeros que trabajamos de noche?», me dice. «¿Y los periodistas que hacen radio de madrugada?», digo yo. O los recepcionistas de los hoteles, las niñeras, los repartidores y reponedores, los representantes de atención al cliente, los de los servicios de emergencia… ¿A Yolanda le preocupan solo los trabajadores de los restaurantes? Es verdad que cuando se dio cuenta de su error recondujo su discurso, claro, y lo amplió al resto de los sectores… Pero es que el resto de los sectores, como los propios trabajadores de los restaurantes también quieren divertirse y que les atiendan cuando les toca. Como también que sus trabajos y los de los demás (incluidos los de quienes trabajan en restaurantes) estén suficientemente regulados y convenientemente pagados. Fíjese: pretenden que, sean contratados o autónomos, sus contratos sean regulados con la misma presteza que la de los funcionarios, incluidos los políticos… A lo mejor, en vez de cambiar horarios habría que intercambiar sueldos y que un médico, por ejemplo, ganara más que un asesor de su ministerio ¿no?
Jueves
Amnistía cambiada al gusto de Junts y aprobada en el Congreso, claro… ¿Qué dice Puigdemont?: «Tenemos todo el derecho a continuar el proceso de independencia, a hacer política y ejercer nuestros derechos sin ser violentados por las estructuras del Estado». ¿Soy yo o parece que advierte que a partir de ahora hará exactamente lo que le dé la gana? Pues… veremos. Queda el Senado, y lo que diga Europa…
Viernes
Día Internacional de la Mujer y un deseo personal: que un día no tengamos que celebrarlo. Sé que es una falacia, que la equiparación de derechos total en nuestro país es un sueño y en el mundo, en buena medida por el efecto de las religiones, un imposible. Pero al menos quiero volver contradecir a Carmen Calvo, que asegura que no hay hombres feministas. Claro que los hay. Y los hay porque muchas mujeres feministas les abrimos las puertas para que compartan con nosotras la lucha por la igualdad de derechos, obligaciones y oportunidades. Muchas «presuntas» feministas se las cierran a ellos y hasta a mujeres que no coinciden con sus planteamientos casi siempre de índole política. Cada mujer es única y diferente a las demás y que el feminismo debe ampararlas a todas, independientemente de sus ideologías, formación o cualquier otra circunstancia. Dejar fuera a las que no son «de las tuyas» es un acto no solo de insolidaridad sino contra el feminismo. Como también lo es asegurar que no hay hombres feministas y apartarlos esta lucha en la hay muchos asuntos donde no es que los hombres no son parte del problema, sino el problema en sí… Si no conseguimos ponerlos de nuestro lado, por convicción, jamás lograremos no ya solventar, sino siquiera mejorar las condiciones de mujeres que sufren, por ejemplo, cuando son obligadas a ejercer la prostitución. Los hombres que luchan con nosotras no son solo «profundamente demócratas» son feministas. Igual usted no conoce a ninguno. Yo sí. Tengo esa suerte.
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