Acoso sexual

Ni Íñigo Errejón es Christian Grey ni esto son las "Cincuenta sombras..."

La comparación, ya vista en las redes sociales, lleva consigo el peligroso juego de romantizar la personalidad del exportavoz de Sumar y frivolizar con el dolor de las víctimas

El Submarino: Errejón y el odio
Íñigo ErrejónFernando AlvaradoAgencia EFE

El retrato exacto de Íñigo Errejón se desprende de los mensajes que han trascendido en las últimas horas de sus víctimas. "Todo iba de sus ansias de dominar". "No era yo lo que él deseaba, sino mi sometimiento". "Todo iba de él y el poder, de sus ansias de ridiculizar y dominar sobre todo a mujeres guapas y poderosas. Eso lo entendí después". "Te hace proposiciones de relación y te echa a las dos horas". "Te castiga…". "Él indica tres normas…"

Actress Elisa Mouliaa at photocall for premiere documentary movie of 'Pintores y Reyes del Prado', in Madrid, on Wednesday 04, December 2019
Actress Elisa Mouliaa at photocall for premiere documentary movie of 'Pintores y Reyes del Prado', in Madrid, on Wednesday 04, December 2019Victor J BlancoGTRES

Los testimonios de las mujeres que están hablando delatan relaciones basadas claramente en el ejercicio del poder. En las redes sociales a alguien se le ha ocurrido la arriesgada y engañosa comparación del exportavoz de Sumar con Christian Grey, el protagonista de la famosas trilogía "Cincuenta sombras…", éxito de ventas a nivel mundial. La novela perpetúa las conductas de abuso sexual y violencia de género por la intensa relación de Anastasia Steele y el joven magnate Christian Grey, sus personajes principales. Es algo testado por diferentes investigaciones. Sin embargo, las artes amatorias de Errejón, de acuerdo con sus víctimas, da un paso más en su complejo catálogo de perversiones sexuales y rompe el eje que vertebra cualquier relación erótico afectiva: el consentimiento y el intercambio de placeres.

Por otra parte, unir el nombre de Errejón al de Christian Grey equivaldría a frivolizar o romantizar ese comportamiento violento y abusivo, física y emocionalmente, que han descrito sus víctimas, refinar el maltrato. La novela de E.L. James hermosea la violencia sexual y el abuso emocional por parte del protagonista masculino. Este es el que toma el control absoluto de la relación y usa tácticas como el acoso, el aislamiento, la amenaza, la intimidación y la humillación. Si las comparaciones siempre son odiosas, aquí se vuelven escabrosas. No olvidemos que "Cincuenta sombras de Grey" lo leen las mujeres como libro romántico y erótico. Las víctimas de Errejón no se prestan a estos juegos.

Errejón deja su escaño y abandona la política
Errejón deja su escaño y abandona la políticaAlberto OrtegaEuropa Press

Si en personalidad hubiese que buscar un equivalente clásico, podríamos hurgar en el marqués de Sade,el famoso libertino del siglo XVIII con dudoso gusto por el sexo duro y una vida envuelta en escándalos. Igual que Errejón, abrazó la izquierda radical, aunque su pensamiento fue bastante más brillante. Sade tenía el vicio de dar rienda suelta a sus instintos libidinosos y sexuales al margen de cualquier coordenada social y moral. En el político, siempre tomando el relato de sus víctimas, encontramos algunos de esos patrones de comportamiento que nos retuercen las vísceras y una concepción de la libertad y del deseo erótico similar.

El comunicado del exportavoz de Sumar, sin pedir perdón de ningún tipo, recuerda a aquella nota que escribió el marqués a su mujer desde la cárcel, en 1783, dejando claro que solo podía ser feliz desde su expresión de violencia: "Mátame o acéptame como soy, porque no voy a cambiar". Para Sade, autor de algunas de las novelas más obscenas de la historia, abusar y atender sus pasiones más oscuras era aceptable, incluso signo de virtud. La inmoralidad era su única moralidad y el vicio su única virtud.

La sociedad no juzga el sexo sumiso, sino si las víctimas compartían ese mismo gusto y de qué modo rompió el político los límites que en este tipo de relaciones separan el placer del dolor. No cabe hablar de juego sexual. Quienes encuentran erótica la idea de ser dominados sexualmente siguen unos límites muy marcados en tiempo y forma.

Por otra parte, Errejón sugiere en su comunicado que se encuentra atrapado en una conducta patológica. Otra burda manipulación para dar forma de patología a su desviación moral y ética y justificar que, en lugar de cumplir el orden natural del deseo, goza con el trato humillante.

A la espera de las denuncias que Errejón pueda ir sumando, cabe advertir que la conducta sexual compulsiva u opresiva, el deseo exacerbado o la pérdida de control no es per se una patología, tampoco implica una adicción al sexo. Confundirlo equivale a banalizar el dolor de las víctimas. Y en el caso de que padeciese un trastorno mental, tampoco le eximiría de culpa en el acoso sexual. En lo amatorio, el exportavoz de Sumar no es muy diferente a cómo se ha comportado durante todos estos años en público ante los ciudadanos, políticos y periódicos que no le bailaban el agua: autoritario, dominante, soberbio, desafiante e insensible.