XV Legislatura
Soltera y madre de dos hijos: el lado más personal de Francina Armengol, la nueva presidenta del Congreso de los Diputados
Se define a sí misma como una mujer "de sonrisa fácil" y "cabezota"
Este jueves 17 de agosto se han constituido las nuevas Cortes Generales en base a los resultados de las pasadas elecciones generales del 23 de julio. Se trata de la XV legislatura desde que en España se instauró la democracia, y comienza con la elección de los presidentes del Congreso de los Diputados y el Senado, la de los miembros de sus respectivas Mesas y con la toma de posesión del escaño de los parlamentarios elegidos.
Francina Armengol ha sido elegida con mayoría absoluta, con el apoyo de Junts per Catalunya y de Esquerra Republicana de Catalunya, como presidenta de la Cámara Baja, tras ocho años al frente del Gobierno balear.
Su partido, el PSOE, destacó a la hora de proponerla como presidenta del Congreso su compromiso en “la lucha por la igualdad de las mujeres, la justicia social y la apuesta por la convivencia basada en el diálogo”, un apoyo que ella agradecía en sus redes sociales: “Muy emocionada y agradecida por la confianza de mi partido y nuestro secretario general Pedro Sánchez. La ciudadanía está esperando que podamos emprender una legislatura de diálogo, trabajo y consensos. Estamos en la política para solucionar los problemas de la gente, para transformar la sociedad y para avanzar hacia un futuro mejor”.
A sus 52 años, cuenta con una dilatada carrera política que comenzó cuando todavía estudiaba Farmacia en la Universidad de Barcelona. En aquel momento militaba en un sindicato estudiantil independentista, y no fue hasta la década de los años 90 cuando se afilió al PSOE balear, que le abrió las puertas del sector público e institucional.
Entre los años 1998 y 2000 fue concejala del Ayuntamiento de Inca, su localidad natal, la misma en la que su padre ejerció de alcalde años atrás. Al mismo tiempo, fue elegida diputada por Mallorca del Parlamento de las Islas Baleares, y desde entonces mantuvo su escaño en las siguientes legislaturas.
Uno de sus principales hitos fue el de convertirse en la primera presidenta de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares en 2015, “el mejor momento de mi vida”, tal y como ella misma reveló en una entrevista en “Última hora”. El cargo pudo revalidarlo tras las elecciones de 2019, sumando un total de ocho años al frente del Govern que no estuvieron exentos de polémica.
En 2016 fue muy criticada después de que se diera a conocer que su entonces pareja, Joan Nadal, se había hecho con una mansión de dos millones de euros, poco tiempo después de que ella misma cargara contra el ex presidente del Govern Jaume Matas por comprar una vivienda de 900.000. La socialista acusó al popular de hacer “ostentación pública” y aseguró sentir “vergüenza”, unas declaraciones que luego acabaron en su tejado.
Además, el recordado brote de coronavirus que se produjo en Mallorca al comienzo de la pandemia y que dejó aislados en el hotel a unos estudiantes que disfrutaban de su viaje de fin de curso también jugó en su contra. Muchas voces criticaron su gestión e incluso la acusaron de “secuestrar” a los turistas.
Sin embargo, la controversia más grave a la que tuvo que hacer frente se produjo tiempo después, también relacionada con la pandemia de coronavirus. Cuando todavía había restricciones de movilidad, Armengol fue vista en un bar de copas a altas horas de la madrugada, incumpliendo los horarios establecidos y el toque de queda. Aunque varios partidos exigieron su dimisión, la presidenta se limitó a disculparse y se negó a asumir responsabilidades, asegurando que uno de sus acompañantes se desmayó a la salida del local y que tuvieron que quedarse pasada la hora permitida para atenderle.
Madre de dos hijas
En lo relativo a su vida personal, se conoce que ahora está soltera y que pasa todo el tiempo que puede con sus dos hijos, a los que adoptó hace años. De hecho, su mejor momento del día es cenar con ellos, tal y como asegura en “Última hora”. En ese mismo medio se define a sí misma como una mujer “de sonrisa fácil” pero “cabezota” y hace gala de su lado más solidario, explicando qué haría con el dinero si ganara en la lotería un millón de euros: “Financiar algún proyecto de cooperación con el pueblo saharaui”. De hecho, hace años amadrinó a dos niños de 11 años del Sáhara”.
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