Crónica

Los sábados de Lomana: Terapia de belleza para ir a la isla de «Supervivientes»

Nacho Palau, expareja del cantante Miguel Bosé
Nacho Palau, expareja del cantante Miguel BoséZipiAgencia EFE

Esta semana después del empacho del puñetazo de Will Smith a Chris Rock que se cargó la ceremonia de los Oscar, ya que parecía que todo lo demás carecía de importancia, películas, premios, outfits... ¡un aburrimiento! Estamos en un momento que cualquier noticia la repiten tan machaconamente que te hacen aborrecerla. Will Smith dio su verdadera cara, no es el chico tan simpático y campechano que nos han hecho creer, es más bien un tipo maleducado y rabioso que no tiene ningún control sobre sus ataques de ira. El polo opuesto a él fue la lección que dio Chris Rock, de contención y saber aguantar impertérrito los insultos con puñetazo incluido. Dicen que esto es así por el «bullying» que sufrió de pequeño en el colegio y la tremenda agresividad vivida en su familia con un padre que se liaba a tortas con su madre continuamente. Estuvo en tratamiento psicológico para superar su terrible infancia. La primera lección que aprendió fue superar la agresividad y saber controlarse, algo que sin duda no pudimos comprobar durante este desagradable incidente. No está bien hacer bromas con el físico de los demás y mucho menos si ese defecto esta producido por una enfermedad, pero en una ceremonia como los Oscar la reacción de Smith fue desproporcionada.

Otro tema que a mi no me interesa demasiado pero parece que a otros sí, es el nuevo «Supervivientes» y sus concursantes, entre ellos aparece el ex novio de Miguel Bosé, ese que juraba no ir jamás a televisión, ni vender exclusivas, ya que ese tipo de cosas nada tenían que ver con él. Él estaba por encima de «la melé». El resultado es que va al reality, vende exclusivas contando intimidades, se hace fotos con tratamientos de belleza para tener la piel lustrosa y estar estupendo en la playa. Imagino las palizas de gym que se habrá metido para lucir músculos y tableta. De la misma forma que el vanidoso Kiko Matamoros, que va a ponerse en forma a otras islas, las maravillosas Maldivas. No sé para qué tanta puesta a punto, como si fuesen dos vedettes antes de un estreno. Se van a enterar de lo que vale un peine cuando aterricen tirándose de un helicóptero al mar, les coman vivos diferentes tipos de mosquitos hasta hacerles sangrar, tengan que dormir en la arena y su único techo sean las estrella con montones de pájaros negros horribles sobrevolando encima por la noche. Un día amaneces con un ojo hinchadísimo por picadura de araña y otro, muerto de hambre soñando con la idea de poder tomar al menos un café con leche, algo absolutamente imposible. Empiezan a perder peso y con ello todas las horas de musculación a base de anabolizantes, quedándose de pena, con las «tetillas» que antes eran turgentes como dos calcetines. Dicho esto, la aventura merece la pena, es una experiencia fantástica si te gusta el mar, la naturaleza y tienes suficiente fuerza mental para no comer, o aguantar con lo mínimo sin que esto te amargue. Vuelves como nuevo y completamente reseteado.