Cómo proteger tu coche del frío para evitar averías

De ahora en adelante, todo serán lluvias, heladas y granizos.. es posible que veamos algún rallo de sol, pero ya hemos vivido suficientes inviernos como para saber que no debemos encariñarnos con ellos... quién sabe, es posible que, incluso, debamos lidiar con borrascas tan severas como Filomena.

Pues todo esto, no solo lo sufrimos nosotros, nuestros coches también lo sufrirán. Es posible que lo sufran en silencio, pero los daños están ahí (aunque no podamos verlos a simple vista). De hecho, la mayoría de averías que tienen lugar en España, se registran en esta época del año.

Por eso, a continuación te dejamos una guía sobre cómo debemos actuar para preparar nuestro vehículo para soportar estoicamente las inclemencias del invierno y evitarnos una visita innecesaria al taller:

Mejor bajo techo

Puede parecer muy obvio, pero si el coche es vulnerable a los cambios bruscos de temperatura y a las condiciones climáticas adversas de esta época del año, la solución más evidente es ponerlo a cubierto.

Tristemente, no todos tenemos la capacidad económica para permitirnos un garaje; pero sí que podemos buscar sitios más resguardados donde aparcarlo. Incluso a la intemperie... no es lo mismo que esté solo en mitad de un descampado, que rodeado por otros coches que le protegerán del viento.

Utiliza una lona

Para proteger a tu coche de las inclemencias, la segunda mejor opción (además de dejarlo a cubierto) es cubrirlo con una lona; lo que evitará la congelación de las piezas y lo protegerá del maltrato del clima.

Echar un ojo al aceite

Proteger al vehículo del frío es importante por muchos motivos, pero quizás el más grave de todos ellos, es evitar el desgaste que supone que al motor le cueste arrancar. Ese sobreesfuerzo siempre pasa factura.

Por eso, todo lo que podamos hacer para facilitarle las cosas será bienvenido.

Y uno de los elementos que más influyen en el arranque, es la calidad y la viscosidad del aceite de motor. Si este fluido no es de buena calidad o se ha visto muy perjudicado por el clima, puede convertirse en un calvario para el coche cuando intentes arrancarlo. Los aceites menos viscosos o multigrado son los idóneos en esta época; pero recuerda tomar las precauciones y elegir el tipo que te especifique el fabricante.

Si aún con todo, al coche le cuesta arrancar más de lo habitual, no aceleres demasiado fuerte, es mejor dejar el motor unos minutos a ralentí antes de empezar a acelerar. De esta forma todos los componentes del vehículo se irán calentando y se irán preparando para el movimiento.

La batería no puede quedarse vacía

Además del motor o la carrocería, la batería es uno de los componentes del automóvil que más sufre el frío. Para facilitar el encendido del coche y hacer que la batería haga su papel como corresponde, podemos ayudarla subiendo un poco su temperatura unos minutos antes de tratar de arrancar el motor. Podemos servirnos de un paño cálido y seco para hacerlo. Así, el coche encenderá más rápido y el desgaste que sufrirán todos los elementos del vehículo será menor.

También es aconsejable recargar la batería cuando empecemos a notar el cambio de estación, así será menos probable que se quede descargada. Para facilitar el contacto y la entrega de electricidad al sistema, es importante que los bornes de la batería estén limpios y libres de depósitos salinos. Existen varios productos en el mercado y varios remedios caseros para ayudarte en esta labor.

Anticongelante

Como ya sabrás, el líquido refrigerante es también anticongelante. Pero no todos los líquidos refrigerantes tienen la misma proporción de anticongelante. Es un fluido que debemos cambiar cada 60.000 Km o cada 3 años. Si tu coche se está acercando a esta coyuntura, quizás sea un buen momento para buscar un líquido refrigerante de buena calidad. Tu vehículo te lo agradecerá.

Esto también nos evitará el mal trago de que se congele el líquido del circuito de refrigeración. Suele ocurrir con temperaturas muy extremas (a partir de los -10º). Pero si ocurre, aumentará su volumen y podría reventar las partes internas del motor, manguitos…Es decir, que es una avería cara.

Los filtros

Como hemos dicho, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el vehículo en esta época es lidiar con el arrancado. Una buena precaución que debemos tomar para que pueda alcanzar la temperatura óptima de funcionamiento más rápido, es asegurarnos de que los filtros de combustible y los filtros del aire están libres, para que todo fluya como es debido.

Si aún con todas las precauciones que te presentamos en esta guía, el motor solo acierta a emitir un ruido al girar el contacto, no lo repitas con demasiada insistencia, podrías saturar el catalizador... y eso le haría mucho daño (aunque con un buen mantenimiento no tendría por qué ocurrir).

Las gomas

Los limpiaparabrisas, las juntas de goma, los neumáticos... todos estos elementos se endurecerán y se coartarán con el frío. Si la cosa va a peor, es posible que estos materiales dejen de hacer su labor; que los limpiaparabrisas no limpien, que las juntas dejen que se filtre agua dentro del coche o que los neumáticos no se adhieran como es debido.

Pero también podría ocurrir lo mismo con otros elementos más ocultos del vehículo, pero igual de importantes; como las molduras, los sellos, la correa de distribución, los manguitos del motor. Tristemente, no es mucho lo que podemos hacer por ellos más que revisarlos con frecuencia para evaluar si es necesario que los sustituyamos.

Limpiaparabrisas

Si la luna se congela, los limpiaparabrisas quedarán pegados e intentar despegarlos con el cristal helado puede dejarlos inservibles. Por eso, lo que debemos hacer es tratar de dejarlos separados con un corcho o con cualquier elemento que evite el contacto directo.

Durante el verano era posible hacer uso de unos líquidos limpiaparabrisas más acuosos, pero el agua se congela cuando llega a los 0º. Por eso, aquella solución ya no será útil en esta época del año, porque casi con total seguridad, los conductos se congelarán.