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Lima

Encarnizada lucha entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala en el fin de campaña en Perú

Terminó la campaña en Perú dejando un sabor amargo. Los candidatos Keiko Fujimori y Ollanta Humala han protagonizado una encarnizada lucha en la que todo vale, destapando sus miserias y atemorizando al electorado sobre posibles gobiernos chavistas o fujimoristas.

Keiko Fujimori, durante el fin de campaña
Keiko Fujimori, durante el fin de campañalarazon

Atrás quedaron las campañas que despertaban entusiasmo como la del liberal Pedro Pablo Kuczynski en primera vuelta. Sus simpatizantes utilizaban camisetas con los colores insignia del candidato y tenían de mascota a un cuy que fue inmortalizado en muñecos de peluche.

Pero la guerra continua mientras los peruanos meditan resignados a quién votar para impedir que gane "el peor candidato". Aunque ambos tienen un público cautivo, éste no se deja ver en las calles de manera espontánea. Las manifestaciones de los fujimoristas y humalistas parecen reservarse a los mítines de sus líderes, donde impera un ambiente de odio contra su oponente.

En la Plaza Bolognesi en el centro de Lima, olor a anticuchos a la brasa, cumbia y muchas camisetas naranjas. María una señora de avanzada edad, que limpia en casas del acomodado barrio de Miraflores, no tiene problema en revelar el secreto del éxito de Keiko "es una mujer y le puedo asegurar que cuando una mujer promete cumple, nada que ver con los hombres, que siempre mienten".

A su lado Anselmo, un desempleado que bebe chicha y agita una bandera con los colores nacionales, asegura "yo voy a votar por su hija pero no sé si indultaría a Alberto Fujimori. Eso lo deben de decidir los jueces. ¿Quién soy yo para jugarlo?"
Mientras sobre en una tarifa de grandes dimensiones, con dos grandes pantallas planas y parlantes dignos de un concierto de U2, la candidata presidencial de Fuerza 2011 aseguró que ella encabeza un "proyecto peruano", que llevará a nuestro país a ser un líder de Sudamérica, un "proyecto independiente", a diferencia del que representa su adversario Ollanta Humala.
"Los peruanos reclaman un cambio viable, sin enfrentamientos, sin violencia, sin intromisiones de presidentes extranjeros. Somos un proyecto peruano en el que gobernaremos los peruanos y no un presidente venezolano, No somos parte de ese proyecto bolivariano que solo lleva pobreza y autoritarismo"

En esta parte de su alocución emplazó a Humala Tasso a dar una explicación sobre sus presuntos vínculos con el narcotráfico, antes de las elecciones de mañana.
"Los peruanos merecen una explicación sobre la denuncia por colaborar con el narcotráfico, por facilitar vuelos con cargamentos de droga en la selva y por cobrar cupos de 10 mil dólares a traficantes y por corromper a sus subalternos...También merecen saber porqué ha pagado sobornos a testigos en caso de derechos humanos", manifestó.

A tan solo unas calles en color rojo invade la Plaza de Mayo. Una señora que porta un cartel estampado con caricaturas de Keiko y su padre Alberto Fujimori con cola de rata, nos enseña una cicatriz todavía sin cerrar.

Se levanta la camiseta y afirma "me vine directa del hospital tras la operación, no pude esperar a que me dieran de baja".

De fondo su líder carga contra "La China". "La misma gente que acompañó a Fujimori y Montesinos es la misma gente que acompaña a la congresista (Keiko) Fujimori".
"Esas jornadas de hace once años, de los jóvenes que llevaban los colectivos de ‘Pon la basura en la basura', que lavaban banderas en todas las plazas de la República, que envolvían Palacio de Gobierno con una cinta amarilla que decía ‘Silencio, mafia trabajando'. Todas esas campañas no se pueden olvidar", dijo.

Tras pasearnos por ambos mítines comprobamos que los dos candidatos se disputan el mismo electorado: las clases más pobres que buscan revertir su situación. El gran reto de ambos será seducir a la otra mitad del Perú, que ha sabido beneficiarse de los años de bonanza económica.

La desconfianza será el factor fundamental que hará caer en la derrota a uno de los aspirantes presidenciales. El próximo gobernante del Perú será quien menos resquemores generó durante su campaña entre los electores.