Elecciones andaluzas

Una generación bien «orientada»

La Razón
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El que esté pensando en hacer una tesis doctoral en ciencias políticas –o sobre la ciencia de la «mangoleta–, que tanto da– tiene material abundante en la hornada de los hijos de consejeros, ministros y/ o ex presidentes socialistas. Una generación de niños de papá, que han compartido pupitre en los mejores colegios privados junto a los otros niños de las grandes fortunas y que si alguna vez cerraron el puño fue para ajustarse los gemelos de la camisa.

Iván Chaves es fruto de esta generación, que, a diferencia de sus mayores políticos, ya no ha tenido que patearse la calle para ganar elecciones, ni dar mítines en lo alto de un remolque, ni llegar a la facultad de Derecho oliendo a boñigas de vaca. Ellos nacieron en la cresta de la ola, con papás que ya tenían chófer, amigos influyentes y despachos como picaderos de alta escuela. Son la segunda «beautiful people» socialista, la mejor preparada y la mejor «orientada».

Se les pegó al oído la conocida frase de Solchaga de que España «es el país en el que se puede hacer dinero en menos tiempo» y no han querido dejar pasar la oportunidad. Andalucía era la tierra perfecta para el pelotazo, con treinta años de hegemonía socialista, encadenada a base de mayoría tras mayoría; y con las instituciones plegadas a lo que dijera Chaves, Zarrías o cualquier otro poncio de la familia.

Con estas, no había que tener vista de lince para darse cuenta de que era más fácil brujulear con la Administración, como conseguidores de contratos y favores, que encerrarse diez horas al día en una habitación para sacarse unas oposiciones de abogado del Estado o de registrador de la propiedad. La mala suerte del hijo del ex presidente de la Junta, dice la presidente del PSOE-A, Rosa Torres, es la de apellidarse Chaves. No, mire usté, no. El apellido Chaves –o el apellido Viera, ¿verdad Sonia?– es la llave maestra que abre todas las puertas. Con el apellido Chaves se ha podido ir sin carné de identidad, igual que iban Luis Miguel Dominguín y John Lennon por los aeropuertos. Ay, si vuestro abuelete Pablo Iglesias levantara la cabeza...