África

Valladolid

Randy Weston: «Toda la música está en Duke Ellington»

El pianista Randy Weston (Brooklyn, Nueva York, 1926) celebra sus 85 años cumplidos el pasado mes de abril con un nuevo disco, «The Storyteller», al frente de su sexteto, y la publicación de su autobiografía con el título «African Rhythms»

Es considerado uno de los creadores del «bop», pero él rechaza la etiqueta
Es considerado uno de los creadores del «bop», pero él rechaza la etiquetalarazon

También acude en gira a nuestro país donde actuará hoy en Valladolid y mañana en el Festival de Jazz de Madrid. El domingo estará en Barcelona, el martes en Málaga y el jueves en Zaragoza. Músico de trayectoria ejemplar, ha sido quien desde el campo del jazz con mayor decisión ha ido al encuentro vivido, real con las músicas africanas, el primer origen. Viene con su «African Rhythms Trio», con el que cada velada es un suceso distinto y valioso. Su último disco se titula «The Storytelller» y en sus recientes memorias escribe: «No soy un músico de jazz. Realmente soy un contador de historias a través de la música», ¿podría ampliarnos este concepto?
-La música es el lenguaje más antiguo de la Humanidad. Antes del lenguaje los seres humanos ya tenían sonido y ritmo. Y hoy mismo gente de cualquier lugar nos comunicamos a través de la música. Yo crecí en Brooklyn y estaba expuesto a todo tipo de música: escuchaba la de la Iglesia y en la calle a un bluesman de Misisipi y la de Duke Ellington... Era muy importante en nuestro entorno y por eso yo soy un contador de historias.

-Sus bandas suenan como ninguna lo hace hoy ni lo hicieron en el pasado. ¿Cuál es su secreto?
-Tratamos de estar cerca de la naturaleza y la naturaleza improvisa a cada instante; sólo hay que fijarse en el viento o la lluvia. Es la orquesta original, la primera. Cuando tocamos intentamos estar cerca de ella y de todo lo que hacemos como seres humanos. Venimos de un pasado. Louis Armstrong, Duke Ellington, tantos otros nos dieron mucho: un arte inmenso que sobrevivió a los tiempos de la esclavitud. Nuestro lenguaje fue la música, y cuando más toco, más humilde me siento ante lo que hicieron músicos como Armstrong, Ellington o Art Tatum.

-Es autor de un vasto repertorio, pero en sus conciertos suele interpretar los mismos temas. Y cada vez es distinto.
-Los blues son la voz del pueblo africano y tienen una estructura bien simple. Lo que pasa es que tienes que ser un genio para hacer algo importante a partir de algo tan simple. Los «gnaua», los músicos de Marruecos con los que toco, hacen siempre las mismas canciones y cada vez que las escuchas oyes algo distinto. Así tratamos de hacerlo. Y a veces tocamos la música, pero hay veces que ésta nos toca a nosotros.

-Pertenece a la generación que creó el «bop», la revolución que el jazz vivió en los años cuarenta, conoció a Parker y fue muy cercano a Monk. Pero nunca fue un «bopper», un músico de esta escuela.
-Para mí el término «bop» no tiene ningún sentido. Todos estos músicos procedían de las Big Bands. Eran los tiempos inmediatos a la Segunda Guerra Mundial y esos músicos reflejaban esa realidad, pero para mí no había separación, era la extensión de lo que se había hecho antes. Y Thelonious Monk era un mundo aparte. Duke Ellington estaba cercano a África y supo imprimir la creatividad africana a su música. Todavía hoy intento comprender cómo hay gente que puede considerar anticuada su música. Ahí está todo.

-Viene a España de gira con su trío y suenan como un único ser vivo con tres músicos.
-Los tres tenemos la convicción de dar un trato de respeto a la música. Somos sanadores que tocamos para el público y para los ancestros. Y es increíble lo que hacen con sus instrumentos porque cada uno es diferente. Alex Blake estuvo expuesto a la influencia latina en Panamá, donde nació. Toca el contrabajo con un enfoque totalmente rítmico, como si fuera un flamenco. Y Neil Clark, que es de Brooklyn, como yo, ha tocado con Miriam Makeba y un sinfín de bandas africanas. Y en el trío sucede algo espiritual: lo que escuchabas con tu madre viene a tu instrumento.

-Ha tocado repetidamente en España. ¿Ha encontrado aquí un público especial?
-Musicalmente, España es como África, un hecho que viene del flamenco. Amamos tocar aquí porque ves el ritmo del público. En otros lugares a veces tocamos lo mismo, pero no sentimos respuesta del público. En este país recibes el ritmo de la gente. Siempre lo hemos recibido.

 

Otoño de jazz
Coincide Randy Weston en la atractiva programación del Festival de Jazz de Madrid con su estricto coetáneo, el baterista Roy Haynes, que a sus 85 lidera la banda «La Fuente de la juventud». Buen contraste con dos pianistas de la penúltima hornada, Robert Glasper y Fred Hersch, el astro de la guitarra Pat Metheny y las cantantes Liz Wright y Silvia Pérez Cruz. Y el senegalés Cheikh Lô, la india Anoushka Shankar y las decenas de actuaciones en clubes (también el San Juan Evangelista) y salas.