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Redescubrir el Teide

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Son muchos los recuerdos que tiene Toni Acosta de su infancia en Tenerife. La actriz, a quien vemos cada semana en la serie «Con el culo al aire» de Antena 3 y en el teatro Galileo representando «La Gaviota», de Chéjov, vuelve siempre que puede al Puerto de la Cruz y a La Laguna.
«El Puerto está casi como lo recuerdo de niña; se le ha quedado un aire retro que me encanta. Forma parte de mi rutina, la gente ya nos espera en Navidad, en Semana Santa y en verano y me siento en casa». Su entorno natural, en el Valle de La Orotava, no deja indiferente: «Tengo el paisaje muy mezclado con recuerdos de mi infancia; es mágico, muy nostálgico, y cuando está teñido por lo que allí llamamos ‘‘panza de burro'' todavía me gusta más», afirma la intérprete.
Uno de los tesoros de Tenerife es el Teide, un rincón que la actriz canaria dice estar redescubriendo: «Cuando eres de la isla te acostumbras a tenerlo ahí. Viviendo fuera, me he dado cuenta de lo poderoso que es el paisaje. El Teide es apabullante. Las mejores vistas, sin duda, se contemplan desde su cima». Pero si lo que quiere es darse un baño y relajarse en alguno de sus arenales, lo tiene claro: «La playa de El Socorro es impresionante, gracias a su arena negra, muy virgen y al mar abierto. Hay que aprender a bañarse con las olas y hacer caso a la gente de allí». La actriz recomienda también otros tres lugares del Puerto: «El Jardín Botánico, donde es un placer ir a pasear; el Hotel Botánico, perfecto para una escapada, y Loro Parque, obligado si viajas con niños».
La Laguna, que es «como un decorado de película», asegura Acosta, «está conservada perfecta. El casco antiguo es peatonal y es uno de mis paseos preferidos, lleno de pequeños comercios, librerías y bares en los que hay que pedir barraquito, es decir, un cortado largo con leche condensada, corteza de limón, canela y licor». «Resulta imprescindible recorrérsela caminando, sin prisas», continúa la actriz, «subir por la calle Herradores y bajar por la calle Carrera, perdiéndose por los callejones, los pasajes, la catedral, el mercado... Tiene mucho encanto». Y para disfrutar de su gastronomía, qué mejor que los guachinches, «pequeñas tascas que sirven vino de producción propia y ofrecen tres platos caseros. Ni postre, ni café... Es barato y de excelente calidad».
Toni Acosta nos recuerda, por último, la importancia de adecuarse al ritmo del archipiélago: «Según pisas suelo canario te das cuenta de que es distinto, y hay que adaptarse a él para poder disfrutar de la isla. Yo lo consigo, es mi lugar favorito».

l Por Diana Pérez