Damasco

Siria: Empieza la cuenta atrás

El primer ministro sirio se pasa al bando rebelde y denuncia a un «régimen terrorista». LA RAZÓN viaja a la zona liberada del norte de Siria, a 40 kilómetros de la batalla de Alepo

Al Asad destituye a su primer ministro
Al Asad destituye a su primer ministrolarazon

MARAA (NORTE DE SIRIA)- La deserción del primer ministro sirio, Riad Hijab, provocó ayer un gran revuelo en el improvisado centro de Prensa en el campo de fútbol de Maraa, donde se juntan los activistas y los periodistas extranjeros que cubren los combates en Alepo. Wasim, nuestro traductor, escuchaba las noticias en árabe que daban en la televisión estatal con una mueca socarrona en su rostro. «Ahora el régimen dice que Hijab fue destituido de su cargo anoche y después le dejaron marcharse del país». Pero en la Siria rebelde, todo el mundo celebraba como un gran triunfo la deserción del jefe del recién inaugurado Ejecutivo sirio. Hijab, con una larga trayectoria política, ocupó previamente la cartera de Agricultura y fue asesor por un tiempo de Hafez al Asad, padre del presidente Bachar. Hace apenas dos meses, Bachar le encargó la formación del nuevo Gobierno.

La peor pesadilla del régimen eran, precisamente, las deserciones en la cúpula del Ejército o del Ejecutivo, que como una epidemia se está extendiendo por todo el país. El pasado domingo, tres oficiales de los servicios de inteligencia en Damasco, incluidos dos hermanos del clan del vicepresidente suní Faruk al Chareh, desertaron y huyeron a Jordania.

Con el primer ministro ya son seis las renuncias de altos representantes gubernamentales, la mayoría suníes. El apoyo de la clase política y de los hombres de negocios, así como de oficiales de alto rango de la comunidad suní, era una de las principales alianzas que hizo invulnerable al régimen. Pero ahora esta recién inaugurada oleada de deserciones es un claro signo de la debilidad y caducidad del todopoderoso clan Asad.

La traición al régimen de su jefe de Gobierno coincidió con un atentado contra la sede de la radiotelevisión oficial que dejó heridos leves pero no perturbó la emisión de los programas. El ataque a la sede de la radio estatal en Damasco cobra gran importancia, precisamente, porque el régimen anunció hace un par de días que controlaba de nuevo toda la capital.
Poco después de que se conociera la renuncia de Hijab, el canal Al Jazeera informó desde Amman de que el primer ministro había huido a Jordania para unirse a la revolución tras denunciar que el régimen sirio está cometiendo «un genocidio contra el pueblo sirio».

La renuncia de Hijab ha dado esperanzas a los rebeldes, que siguen combatiendo a sangre y fuego en los barrios del sureste de Alepo. Desde Maraa, los vecinos están en máxima alerta, preocupados por el desarrollo de la guerra en la capital económica del país, a sólo 40 kilómetros de aquí. Y no es para menos. A las afueras de Maraa hay un cuartel del Ejército y un aeropuerto militar. Una docena de militares han desertado pero sigue habiendo muchos otros dentro de la base militar a la espera de la orden de sus superiores para atacar la ciudad. «Hemos oído que en los últimos días el Ejército sirio ha trasladado a la ciudad 20.000 tropas de asalto y tanques, aunque nadie ha visto nada. Estamos a la espera de una gran ofensiva en días», explicó un vecino, que se identifica con el nombre de Ahmad. «Se está preparando una gran ofensiva, pero aún tardarán unos días» –continuó– «si las milicias de Asad recuperan el control de la ciudad, los siguientes en caer seremos nosotros», advierte Ahmad. Un combatiente del Ejército Libre de Siria explicó a LA RAZÓN que la ofensiva del régimen vendrá por el norte del barrio de Saladino, donde se encuentra el cuartel general de los rebeldes. «Están posicionando a las tropas en distintos puntos, entre los barrios de Tarik Al Bab y Al Sajur, para bloquear todas las entradas de Saladino e impedir que los rebeldes puedan moverse. Seguramente atacarán por el norte del distrito con aviones de combate», sostiene el militar rebelde, antes de explicar que como los tanques del Ejército no pueden entrar dentro del barrio, debido a que las calles son muy estrechas, «están bombardeando desde helicópteros y cazas MiG-2».

El batallón rebelde de Saladino, bajo las órdenes del capitán, lo forman unos 5.000 milicianos, pero el rebelde aseguró que «en los últimos días se han unido 400 nuevos combatientes y están esperando la llegada de más reclutas». Según el rebelde, la debilidad del Ejército será las deserciones. «Hay muchos soldados que aún no han huido, pero actúan como dobles agentes que pasan información al ELS», revela el miliciano. Pero también, continuó, «hay shabihas (matones del régimen) en Saladino que dicen haber desertado, pero que si cae el barrio –ahora bajo control de los rebeldes– y entran las tropas de Asad, «se cambiarán de nuevo de bando». Las consecuencias de la deserción del primer ministro tardarán poco en llegar. Desde el exterior, los diplomáticos que han huido del régimen pideron ayer «la transición hacia un gobierno del pueblo».


Un ex cachorro del régimen
- Nació en Deir Ezzor, al este de Siria, en 1966. Es doctor en ingeniería agrícola. Se unió al Partido Baaz en 1998.
- Fue secretario general del partido gubernamental Baaz en su localidad natal entre 2004 y 2008.
- Desde 2008 hasta 2011 fue gobernador de la provincia de Quneitra, en el suroeste del país, y de Latakia, en el oeste.
- En febrero de 2011, tras el inicio de las protestas, formó parte del nuevo equipo de Asad y ocupó el Ministerio de Agricultura.
- El militar, de 46 años, fue nombrado primer ministro tras las elecciones legislativas en mayo. Era la segunda remodelación que llevaba a cabo el presidente sirio. Asad le encargó la formación de un nuevo gabinete.