Sevilla

Convenciones y cotizaciones

La Razón
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Pese a los magníficos augurios de las encuestas, sin embargo, el penúltimo divorcio de Cascos, esta vez con su partido de siempre, había enrarecido de manera imprevista la atmósfera de los populares justo antes de llegar a esta convencion nacional de Sevilla. De ahí que nada más terminar Aznar lo que fue un leal y brillante discurso en la sesión inaugural, Rajoy tuvo reflejos para subirse al escenario y buscar el abrazo de su antecesor y mentor. Las convenciones se organizan para lo que conviene a los partidos y el PP necesitaba tanto este cierre de filas con Rajoy, aparentemente definitivo, como reencontrarse con un José Maria Aznar al que ponen como ejemplo del buen gobierno que en 1996 sacó a España de la crisis. Entre los delegados que han asistido al evento, programado también como gesto a la labor de Javier Arenas, igualmente reconocida en los sondeos, la moral de victoria es indiscutible. Pero hacen bien en no caer en la euforia – ninguno lo hace en el «off the record»– porque como se ha encargado de recordar Basagoiti Zapatero puede tener más vidas que un gato. De todas formas, por primera vez en mucho tiempo, es evidente que Rajoy ha sabido insuflar en los suyos no solo hambre de triunfo sino ganas de hacerlo bien. Incluso mejor de como muchos alcaldes y presidentes autonómicos han gobernado estos años endeudando sus administraciones hasta las barbas escudándose en que los socialistas, por aquello de ZP, endeudaban las suyas hasta las cejas. El grito de barricada de Arenas es de los que calan hasta en los adoquines: ¡la austeridad al poder! El problema es que la bolsa ha subido este mes el quince por ciento y con tanta tijera los populares arriesgan a recortar su propia cotizacion. De momento han emplazado al resto de formaciones a acabar con los pensionazos de diputados y senadores. El PSOE dirá que sí. A sus parlamentarios ya sólo les preocupa la evolución del Ibex 35.