Estreno

Una vida apasionante

La Razón
La RazónLa Razón

Era extraño que la industria cinematográfica no se hubiera fijado antes en Lope. Porque pocas vidas hay tan intrépidas, prolíficas y pasionales como la del autor madrileño cuyo número de obras, de tan gigantesco, sólo se puede aventurar (se calcula que escribió más de 1.800 comedias). Entre ellas, las célebres «Fuenteovejuna», «El mejor alcalde, el rey» y «El perro del hortelano», por mencionar tres que fueron llevadas a la pantalla española.

Huelga decir que la que más repercusión tuvo entre el público y la crítica –obtuvo siete premios Goya– fue la adaptación de Pilar Miró, con Carmelo Gómez y Emma Suárez en sus papeles protagonistas, que tan bien desarrollaba la idea del que no come ni deja comer. Se trató de una gran producción, de vestuario y ambientación de la época muy logrados, que además recurrió al texto original íntegro. La apuesta fue valiente, y de súbito el castellano en verso de 1615 se hizo cercano para el gran público. Pero ahí acabó Félix Lope de Vega y Carpio, el fénix de los ingenios, como lo llamó Cervantes –que tanto lo envidió, puesto que su tristeza fue reconocerse mediocre poeta–, en cuanto a su relación con el cine.

Ejército (batallas con la Armada Invencible), política (fue amigo de nobles y sufrió el destierro del reino de Castilla por textos considerados difamatorios), Iglesia (se hizo sacerdote en sus últimos años, llenos de muertes familiares) van a ser los ámbitos en los que se moverá el gran contrincante literario de Góngora. Pero su campo de acción perpetuo será el amor. De tal forma que el filme recrea la atracción de Lope por dos mujeres: Elena Osorio e Isabel de Urbina, o como las llamaba en sus poemas, «Filis» (víctima de un matrimonio de conveniencia con el sobrino de un cardenal) y «Belisa» (con la que se casó en 1588 tras raptarla con su consentimiento).

Es inevitable citar la maravillosa película de 1998 «Shakespeare enamorado», de John Madden, en la que se contaba la peripecia del poeta inglés –pese a que su vida nada tuvo de aventurera; fue monógamo y sedentario– concibiendo «Romeo y Julieta» en un periodo de intenso enamoramiento. Este es un poco el espíritu de «Lope», ya que se centra en el Lope más enamoradizo y poético, el que empieza su andadura teatral tras participar en la conquista de la isla Terceira en las Azores (1583). Es un Lope que ha pasado cuatro años en la Universidad de Alcalá de Henares pero no ha logrado el título de bachiller; es el Lope mujeriego con conciencia religiosa, espiritual y seductor a la vez; el Lope de pluma ligera y sensualidad a flor de piel ahora por fin vestido de celuloide.