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Atlético de Madrid

Duda metafísica

La Razón
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No hace mucho, la envidia nos corroía porque la Selección española no poseía ningún rasgo que la distinguiera. Sabíamos cómo jugaban alemanes, ingleses, italianos y franceses y nuestro equipo estaba sumido en la indiferencia. Ahora comienzo a pensar que nos asalta la duda. Casi como hace cuatro años, cuando no sabíamos si lo oportuno era recurrir a la furia como dato característico y con el que podíamos comulgar. Ante las muchas incertidumbres nos congratulaba ver a los jugadores batirse el cobre.
La duda metafísica nos la están planteando los últimos resultados en los que la victoria ansiada ha llegado por la más vieja de las fórmulas. Casi como si Gainza centrara y Zarra metiera la cabeza. No tenemos un Gainza, pero sí varios jugadores con capacidad para enviar el balón al área en condiciones de ser rematado de cabeza. Tal vez el más singular es Capdevila, y el ariete que nos recuerda viejos estilos, antañonas maneras de marcar, es Fernando Llorente.
Es plausible que Vicente del Bosque mantenga el estilo de los últimos años en que la Selección ha maravillado y se ha convertido en modelo para otros muchos, y al tiempo no pierda de vista que hay otras maneras para ganar. Sobre todo, cuando el juego de ataque se atasca al borde del área contraria, choca contra un muro y las soluciones tardan en llegar.
Contra Escocia se volvió a echar de menos a Xavi, pero aun con él los problemas habrían sido similares. Fernando Llorente nos devuelve al pasado más emotivo, aunque no fuera el más brillante en lo tocante a resultados.